Diez situaciones que odiamos de los autos: ¿Cuál te molesta más?

A diario encontramos cosas que detestamos al manejar, ya sea conductores que no usan las luces, arreglos “baratos” o mascotas que nos ensucia. Te presentamos un top ten de casos que nos caen mal. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Manejar todos los días, en forma rutinaria, hacia lugares que a veces no queremos ir, nos cansa. Modificamos nuestra relación con el auto, a veces llegando a detestar ciertas características, o encontrando problemas que quizás no sean tales. Pero también hay infinidad de objetos o detalles que, a pesar de llevarnos bien con nuestro vehículo no nos gustan jamás.

Hay comandos incómodos, ruidos cansadores (nos acostumbramos a la baliza, pero su sonido puede ser tan necesario como extenuante), o modificaciones ridículas que nos hacen creer que más que un auto es una aberración.

Precisamente, un caso así son los clásicos que “planchan” al piso, cambiando la estructura del rodado. Puede ser estilo, gusto o cualquier motivo, pero el clásico original es irremplazable. Además que pierde valor de mercado, claro.

Aunque no tenga que ver exclusivamente con el propio vehículo, un mal de estos días, sin dudas es el celular. Infinidad de conductores lo usan al momento de transitar. Estar atento al teléfono mientras manejamos nos hace perder el foco durante muchos metros, es tentar al destino. Y la inmensa mayoría de los autos de hoy tienen conectividad con el móvil. Un punto para ser cada vez más conscientes.

Para no ser sumamente críticos, aportamos algo que sí nos gustan: las mascotas. Pero (siempre hay uno) con la debida precaución de no tomar las ruedas de los vehículos como urinario de los animales. Además de ser desagradable para el dueño del auto, el pis tiene componentes corrosivos para las ruedas.

Si sufrimos la repentina visita de un perrito que no se pudo contener, es probable que llevemos el auto a un lavadero. Y allí se cometerá uno de los actos más infames: serán cambiadas las regulaciones de los espejos, los asientos y de todo aquello que detestamos arreglar. En casos más graves, hasta quedará “tocado” el aire acondicionado y la radio. El paso final es si uno prestó su máquina. Pasarán semanas hasta que encontremos el lugar original de la butaca.

Un concepto poco tenido en cuenta es el de torque, es decir, la fuerza que emplea el motor del rodado para ponerlo en movimiento. Pese a que no se lo considera tanto entre los fanáticos, es la clave de la historia, porque los caballos de fuerza, sin un par motor acorde, no hacen la diferencia.

¿A quién no le pasó de llegar a su auto para subirse y encontrar un pequeño toque en el paragolpes? No es descabellado acusar a muchos conductores que emplean esta parte de ambos vehículos (el propio y el ajeno) para advertir los espacios para estacionar. Aunque esté para frenar los impactos, sigue siendo una parte del vehículo y su reparación tiene un costo (elevado, por lo general).

Incluso más irresponsable que esto es transitar sin las luces debidas. Podríamos enumerar decenas de ocasiones en las que quedamos detrás de un conductor que no le preocupar no tener las indicaciones de freno o giro en correcto estado.

Con restricciones cada vez más severas para estacionar en la calle, los garajes suelen ser la única alternativa para usar nuestros autos. No obstante, en todos lados podemos sufrir un accidente. Ya sea por los trastornos citadinos que sufre un conductor de transporte público, o la impericia de una persona que estaciona en un local, siempre estaremos expuestos. Incluso si manejamos nosotros.

Una pregunta importante: ¿tiene Ud. un auto cómodo? Esperamos que sí, además de ser una satisfacción, para que se evite una pésima costumbre, apoyar los pies en el torpedo o directamente en el parabrisas. Dejando de lado la pulcritud, puede generar una severa lesión en la columna y piernas en caso de accidente. Las butacas no están allí por capricho.

Todos conocemos el concepto de “chapucería”. A veces, salir del paso ayuda, pero solo para eso, algo ultra momentáneo. Sin embargo, en la calle vemos a diario cosas así: pinturas mal hechas, espejos mal arreglados, choques solventados con cinta adhesiva, incluso inexpertos actuando de mecánicos. No, esas cosas no se hacen. Son cosas odiosas, tanto como las anteriores.

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