Farrokh Bulsara. Conocido mundialmente como Freddie Mercury, una de las voces más maravillosas de toda la música, nació el 5 de septiembre de 1946. Todos saben que fue uno de los fundadores de Queen, legendaria banda de rock británica, pero pocos están al tanto de su importante colección de autos pese a no tener licencia para manejar, una actividad de la que no solía disfrutar.
El cantante tenía una extraña relación con los fierros, porque le gustaban, pero en tanto artículos de lujos y belleza. Por eso no sorprende que de su pequeña flota, casi todos eran vehículos de alta gama.
Se podría decir que la colección de Freddie Mercury incluía cinco autos y una canción. En el disco sencillo Bohemian Rhapsody de 1975 incluyó el tema “I´m in love with my car”, dedicado a los motores.
Uno de los autos más reconocidos del músico fue un Studebaker de la década del 50 y con el que fue retratado en varias ocasiones. Pero cuando la estrella de Queen empezó a brillar y sus integrantes vendían discos en todo el mundo, Mercury tomó una opción mucho más categórica.
En 1979, a través de la empresa que lo representaba, adquirió un Rolls Royce Silver Shadow de 1974. Poseía un motor V8 de 6.75 litros capaz de generar 189 caballos. Tenía chasis monocasco, frenos de disco y suspensión independiente atrás, además de la ya conocida clase de la marca. Al momento de morir se dice que tenía casi 100 mil kilómetros, y quedó en poder de su hermana. En 2013 fue subastado por 89.700 euros, mucho más de los 13 mil que se esperaban.
Poco tiempo después llegó el que, según su entorno, era su auto predilecto: Mercedes Benz 420 SEL. Una vez más, el Clase S era el elegido por las estrellas, pero en su caso, Mercury adquirió uno de los modelos más exclusivos. Era la versión más grande, casi estilo limousine. Para mover ese tamaño poseía una planta motriz de 4.2 litros en disposición V8, con una potencia de 204 caballos y asociado a una moderna caja automática.
Protagonistas de la década del 80, no podía faltar una 4x4 en su garaje. Pero la del músico era muy especial. Era una Range Rover de 1981, tenía dos puertas y era convertible. Había pertenecido a Roger Taylor (baterista de la banda) y fue modificado en Suiza.
Como homenaje por los 65 años del nacimiento del cantante, y también pianista, en Tanzania, Lotus decidió construir una pieza única del Evora S, la Freddie Mercury Edition. La decoración del deportivo está basada en la recordada ropa blanca, roja y amarilla que el músico usó en el afamado recital realizado en Wembley en 1986. Conservaba la mecánica original de su V6 con 350 CV de fuerza, y poseía dos firmas de Boulsara en la carrocería y en el interior. Se subastó a beneficio de una ONG que investigaba avances en la lucha contra el SIDA.
Mercury tenía tres choferes que conducían sus autos. Disfrutaba de los rodados de otra manera, atrás, o al menos sin conducir. Para estar en el frente ya estaba Queen.