La SYM Joyride 300i, comercializada en Argentina por el Grupo La Emilia, es un maxi Scooter de rueda alta que llega para reemplazar al exitoso Citycom 300i, un modelo que dejó una vara alta entre los usuarios por su confiabilidad y prestaciones. SYM, una marca taiwanesa fundada en 1954 como Sanyang Motor Co. en Hsinchu, ha consolidado su reputación en el mercado global de scooters, destacándose por su calidad y competitividad. A lo largo de las décadas, SYM ha evolucionado significativamente, pasando de producir scooters utilitarios a incorporar tecnologías avanzadas, diseños modernos y terminaciones que hoy rivalizan con marcas japonesas y europeas.
En nuestra prueba por las calles de la ciudad y en tramos de autopista, el Joyride 300i demostró ser un vehículo versátil, ideal tanto para desplazamientos urbanos como interurbanos. Su motor monocilíndrico de 278,3 cc, refrigerado por líquido, entrega 25,6 caballos a 7.500 rpm y 26,2 Nm a 6.750 rpm, ofreciendo una respuesta inmediata al acelerar desde parado, lo que lo hace perfecto para sortear el tráfico urbano con agilidad. En maniobras a baja velocidad, el scooter se siente liviano y manejable, gracias a su rueda delantera de 16 pulgadas y un chasis bien equilibrado, que proporciona confianza incluso en pavimentos irregulares o adoquinados.
En autopista, el Joyride 300i destaca por su capacidad para mantener velocidades de crucero cómodas, alcanzando fácilmente los 130 km/h, con un tope de alrededor de 140 km/h en condiciones favorables. La respuesta del motor es progresiva, aunque a partir de los 100 km/h se percibe una ligera disminución en la vivacidad. La protección aerodinámica, gracias a su parabrisas, es adecuada, aunque en trayectos largos se agradecería una mayor cobertura para las manos.
El comportamiento dinámico es uno de los puntos fuertes de este scooter. La suspensión delantera con horquilla telescópica y los amortiguadores traseros ajustables en precarga manejan bien las imperfecciones del asfalto, aunque en baches profundos la parte trasera puede sentirse algo rígida. La ciclística es sólida, con buena estabilidad en curvas rápidas y un grip satisfactorio de los neumáticos CST, especialmente en seco.
En cuanto al frenado, el Joyride 300i cuenta con un disco delantero de 260 mm con pinza radial de 4 pistones y un disco trasero de 240 mm, ambos con ABS. El poder frenante es bueno, permitiendo detenciones seguras incluso a ritmos elevados. Sin embargo, el freno trasero podría ofrecer una respuesta más inmediata, ya que requiere apretar la leva con cierta fuerza para obtener el máximo rendimiento.
Un aspecto a mejorar es el espacio bajo el asiento. Aunque SYM promete capacidad para un casco integral, el compartimento resulta algo justo, especialmente para cascos de tamaño grande, lo que podría limitar su practicidad para algunos usuarios. Un top-case opcional, aprovechando el portaequipajes trasero de serie, sería una solución ideal. También notamos vibraciones del motor perceptibles al estar detenido en un semáforo, un detalle que, aunque no afecta el rendimiento, podría pulirse para mejorar la experiencia general.
En resumen, el SYM Joyride 300i se luce por su versatilidad, combinando agilidad urbana, buena velocidad en autopista y un comportamiento dinámico satisfactorio. Su diseño moderno, con iluminación full LED y arranque sin llave, junto con la trayectoria de calidad de SYM, lo convierten en una opción atractiva en el segmento de 300 cc. Si bien el espacio bajo el asiento y algunos detalles como la vibración en ralentí y la respuesta del freno trasero podrían optimizarse, este scooter ofrece una excelente relación calidad-precio para quienes buscan un compañero confiable para la ciudad y más allá.
La SYM Joyride 300i, se comercializada a un precio de $9.390.000. Además, ofrece opciones de financiación atractivas: una financiación prendaria que cubre hasta el 50% del valor en 12 cuotas, y un plan a través de Mercado Pago de hasta $3.000.000 en 12 cuotas sin interés, lo que facilita el acceso a este modelo para un amplio rango de usuarios.
Por: Augusto Brugo Marcó
