Parece un chiste pero, desde el 20 de mayo un kilogramo ya no será un kilogramo. Mejor dicho, a partir de ese día un kilogramo de cualquier materia no pesará lo mismo que registraba en la balanza el día anterior. Lo mismo va a suceder con el kelvin (temperatura), el ampere (electricidad) y el mol (masa). ¿A qué se debe?
Según Héctor Laiz, gerente de Metrología y Calidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), “A partir de ahora todas las unidades se definirán en base a constantes de la naturaleza, en lugar de artefactos, propiedades de materiales o experimentos teóricos irrealizables, como sucedía hasta ahora”. Por ejemplo, el kilogramo estaba definido por un objeto físico (cilindro de platino-iridio) pero en unos días estará basado en la asignación de un valor a la constante de Planck.
Se trata de aplicar los cambios en el Sistema Internacional de Unidades a los que se llegó en el mes de noviembre del año pasado, en la Conferencia General de Pesos y Medidas que tuvo lugar en Francia, frente al mítico Palacio de Versalles.
Este cambio quedará registrado en los libros de historia, no sólo por su impacto para el avance de la ciencia y la tecnología sino también porque es la primera vez que se modifican cuatro unidades base a la vez con colaboraciones simultáneas en todo el mundo. Los especialistas entienden esta modificación como “clave en el futuro” ya que tendrá especial importancia para la administración precisa de medicamentos, la industria farmacéutica, la medición del cambio climático, la computación y la electrónica, entre muchos otros sectores que trabajan con altos niveles de exactitud.
Por ejemplo, el lo que respecta al cambio climático, “... esta modificación en los parámetros de control permitirá alcanzar mejores predicciones, porque se podrán realizar mediciones más precisas para monitorear pequeñas variaciones en la temperatura. Lo mismo sucederá con la industria farmacéutica que, por ejemplo, podrá definir con precisión los microgramos de alguna droga o suministrar dosis de una medicación apropiadas para cada paciente.”, aseguran desde el INTI.
“Además del aspecto científico, esta modificación también representará un desafío para la educación porque a partir de ahora habrá que enseñarles a los alumnos en los colegios secundarios las nuevas definiciones de las unidades de medida", agregó Laiz, único representante sudamericano en el Comité Internacional de Pesas y Medidas —a cargo de la revisión—.
En cuanto al “día a día” de la gente, es de destacar que lo que sucederá el 20 de mayo no va a impactar en la balanza que usa el médico para pesar a un paciente o en la carnicería a la hora de comprar asado, pero sí tendrá gran repercusión para el campo científico. El mayor cambio probablemente lo sentirán los fabricantes de instrumentos científicos, que deberán adaptar sus productos a las nuevas mediciones.