Citroën C5 1.6i Turbo Exclusive: Mejora continua

El doble chevrón afila su punta de lanza ampliando la gama y modernizando el elegante modelo valiéndose de la vuelta de la suspensión hidroneumática y del nuevo impulsor naftero de baja cilindrada, pero con un rendimiento destacable ya comprobado en otros vehículos del grupo. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

La aparición del nuevo C5 marcó un antes y un después en la historia de la marca francesa. Con un diseño que nada tenía que envidiarles a los premium alemanes, este modelo pronto se convirtió en objeto de deseo para los amantes de los autos de alta gama. Tal es el suceso de este auto, que sigue renovando versiones y modificando su estética con leves retoques, por supuesto que sin abandonar la esencia que lo condujo hacia los escalones más altos en cuanto a diseño.

Con la incorporación de esta nueva motorización, que aquí ya se probó con éxito en el DS3, pero que lleva más tiempo de evaluación en los Peugeot 3008, 308 CC y 207 GTi, reaparece la versión Exclusive y, con ella, la suspensión Hydractive III plus, un avanzado sistema que, básicamente, se adapta a distintas situaciones de tránsito y al gusto de cada conductor obteniendo como resultado la posibilidad de contar con varios esquemas en un solo vehículo.

Así, la gama C5 queda conformada por el 1.6i Turbo Exclusive con caja automática de seis velocidades y el 2.0 Hdi Confort con caja manual, también de seis marchas.

Diseño ****

A su ya elogiada imagen, esta versión le agrega luces LED bajo los faros antinieblas –recurso utilizado por Audi para distinguir a los modelos– y las llamativas llantas de 19 pulgadas de diámetro que la marca denomina Adriatique. Ambos recursos le brindan un aspecto más moderno y deportivo. Más allá de su valor como elemento de seguridad, el haz blanco direccional de los faros de xenón aporta una buena cuota a la hora de definir su condición estética.

Adentro, debido a la gran cantidad de comandos, botones, teclas e instrumentos, la plancha frontal sigue pareciéndose a la de un avión, a la que añade selectora de cuero y detalles metálicos en el volante, cuyo centro es fijo, al igual que el de su hermano C4, lo que nos deja sin palabras a la hora de definirlo.

Una de las cosas que no están a simple vista, pero que son importantes para un auto de su categoría, es la ausencia de un aislante de la tapa del capot y, más trascendente aún, el uso de bisagras y varilla para sostenerla, cuando debería tener amortiguadores que faciliten la operación.

Con un coeficiente aerodinámico de Cx 0,29, la insonorización es impecable cualquiera sea la velocidad a la que se circule.

Confort ****

¿Qué se puede decir de un puesto de conducción cuyo asiento ofrece infinidad de combinaciones hasta encontrar la posición ideal? Todo eso lo hace eléctricamente, además de poder almacenar en la memoria del auto, tres posturas distintas y de mover el volante –manualmente– en altura y profundidad. Independientemente de todo eso, los envolventes asientos delanteros son lo suficientemente grandes y cómodos, aunque no sean calefaccionados y no tengan masajeador como la otra versión del C5. Es práctico también el apoyabrazos central de dos posiciones y atrás sigue siendo estrecho, especialmente para las piernas de sus tres posibles ocupantes. Las cortinas laterales traseras y de la luneta, más un ligero tonalizado de los cristales, aportan un plus de intimidad, además de proteger de los rayos solares a los ocupantes.

El baúl, con 439 litros, es uno de los más chicos de su categoría: el Volkswagen Passat tiene 126 litros más y el Ford Mondeo, 54.

Si a este ítem de confort le incluimos el de marcha, obviamente tenemos que sumar, por lo menos una estrella.

Motor ****

Este impulsor nos satisfizo en todos los modelos en los que probamos. También en este caso. El turbo de alta presión que inyecta el combustible directamente en el  cuatro cilindros de 1,6 litros, le extrae un buen potencial y lo erige como uno de los más eficaces de su cilindrada.

Además de entregar más potencia que el de dos litros y 143 CV al que reemplaza, logra un torque de nada menos que 24,5 kgm, ya desde las 1.400 vueltas, cosa que sólo pasaba hasta ahora con los motores gasoleros modernos. Con eso logra un buen rendimiento en cuanto al consumo que se traduce en un promedio de 13,4 kilómetros por litro, lo que da una autonomía cercana a los 900 kilómetros gracias al extraordinario tanque de 71 litros.

Así como se obtienen interesantes valores de consumo, las prestaciones son un poco más tranquilas a la hora de las aceleraciones. Para llevar su casi tonelada y media de cero a cien kilómetros por hora demora 10,8 segundos. La velocidad máxima obtenida en las pruebas fue de 204,1 km/hora.

Equipamiento ****

Además de lo nombrado en ítems anteriores, esta variante ofrece tapizado de cuero, climatizador automático bi-zona, control de velocidad crucero con limitador de velocidad, techo solar eléctrico, radio con reproductor de CD y MP3, más entradas auxiliares, USB y Bluetooth, volante multifunción, espejos exteriores eléctricos, sensores de estacionamiento delantero, entre otras cosas. Las ruedas con llantas de 19 pulgadas mete un poco de miedo al pensar en el precio de reposición, especialmente para los que viven en el interior del país. La rueda de auxilio es más chica que el resto, por lo que únicamente se puede usar temporalmente y a velocidad reducida.

El instrumental es súper completo, aunque tanta información –la mayoría digital– puede acarrear alguna confusión.

Suspensión *****

De un confort absoluto podemos pasar a un deportivo con sólo presionar un botón y también podemos elegir la altura del vehículo en función del lugar por donde tenemos que transitar; todo eso gracias a la Hydractive Plus de tercera generación. Este sistema permite, además, mantener una altura constante cualquiera sea la carga del vehículo. En resumen, en materia de rodaje, el C5 hace todo bien, tanto en la ruta, donde va bien firme y dobla casi sin inclinarse, como en nuestras castigadas calles, donde pasa sin dificultad la mayoría de las imperfecciones.

La dirección, con asistencia eléctrica, acompaña con una buena tarea la labor de la suspensión en todo tipo de trazado.

Transmisión ***

La caja automática de seis velocidades le sienta bien para un tipo de manejo “tranquilo” y para llevarlo relajado en alta. A medida que aumenta la exigencia, la respuesta está un poco más condicionada, ya que pareciera que le costara encontrar la marcha correcta a las distintas demandas del acelerador. Para ello es preferible el mando secuencial, aunque sería bueno que tuviera levas en el volante como incorporan algunos autos de su categoría.

Cada posición aparece reflejada en un gran display ubicado en el tablero de instrumentos.

Seguridad ****

Con siete airbags y una larga lista de siglas que hacen referencia a su dotación, comenzando por el ESP (control de estabilidad), el ASR (control de tracción), el  ABS (anti bloqueo de frenos), el AFU (asistencia al frenado de urgencia) y el REF (repartidor electrónico de frenado), por nombrar a las más importantes, el nivel de seguridad es óptimo para un auto de su segmento.

Precio ***

El punto más cuestionable del modelo. De acuerdo con la óptica con que se los mire, los 199.740 pesos –bonificados– que cuesta esta versión suenan elevados, especialmente si tenemos en cuenta algunos modelos premium con los cuales pretende competir. Pero en la gama de los generalistas, sus verdaderos adversarios son el Volkswagen Passat y el Ford Mondeo, cuyos valores son bastante similares. El primero en versión 2.0 TSI Exclusive DSG Wood (de 200 CV) cuesta $ 198.730, mientras que el segundo, en la variante Titanium 2.3 automática (de 161 CV) está en los $ 200.850. Las tres opciones son tentadoras, si se cuenta con semejante suma. Sin embargo, puede jugar a favor del evaluado en este test, es que en la elección se considere el evolucionado sistema de suspensión, se priorice la eficacia del motor o, simplemente, se tenga en cuenta el diseño.

Tres buenos argumentos para seducir a los compradores de este segmento.

Galería de imágenes
En esta Nota