Gemelos nacidos de la sociedad entre Toyota y Subaru y bautizados GT 86 por el primero y BRZ por el otro, este modelo llega aquí bajo la marca Toyota y se denomina 86, a secas.

Probamos el Chery Tiggo 8 Pro
Fue concebido principalmente para el goce de los amantes del manejo deportivo. Tal es así, que en su momento nos contaron que el baúl ampliado con el pliegue de los respaldos traseros está pensado para llevar tres ruedas de repuesto, además de la de auxilio homogénea, para gastar el caucho en los autódromos, realizando maniobras de derrape tipo Drifting, una actividad automovilística muy difundida en Japón, su país de origen.
Por su parte, el 86 es usado en el mundo como vector de imagen para, de alguna manera, descontracturar la sobria y conservadora estampa de la gama de la empresa nipona que tiene la mayoría de la gente.
Aprovechando sus dotes automovilístcas, planeamos un viaje para probar y sacar el Sebastian Vettel que todos llevamos dentro, en dos autódromos: Dolores y Balcarce. Allí dimos rienda suelta a los 200 CV que emergen de un bóxer (de cuatro cilindros horizontalmente opuestos) aspirado de 2,0 litros y que, para mayor satisfacción, son transmitidos a las ruedas traseras.

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Lea la nota completa en la edición de enero (nº 411) de la revista Parabrisas.
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