Se llama Mío pero podría llamarse “Adiós”, “Chau”, ¿”Te acordás?” Este nuevo producto de Renault representa de alguna manera las ganas de mantenerse vigente de un modelo que supo estar entre los más respetados de su categoría, y ahora, cuando los años que pesan sobre su espalda lo impulsan a iniciar los trámites de jubilación, busca su nuevo lugar: como un exjugador de fútbol profesional de primera A que luego de muchos años de trayectoria se contenta con los partidos de papi entre amigos. Vienen a mi cabeza modelos excepcionales como el Clio Williams de 1995: 147 CV y 215 km/h; los Sport de 2001: el 1.6 con efi caces 110 CV y el feroz 2.0 de 172 CV que alcanzaba los 217 km/h. O el económico 1.5 dCi, turbodiésel de 65 caballos y sus inalcanzables para los modelos de la época (2003) 16,8 km/l de rendimiento promedio, y aquellos tan bien equipados en materia de seguridad que incluìan, por ejemoplo, airbags laterales. Y si a este breve recuerdo sumamos las versiones especiales que marcaban tendencia, tales como, por ejemplo, las opciones MTV, Sony, GPS, Yahoo o la 50 aniversario creada para celebrar los cincuenta años de la fábrica de Santa Isabel (2005), no queda más que sacarse el sombrero y saludar con una reverencia la trayectoria de este exitoso compacto. Ahora, cuando la modernidad determina nuevos parámetros, los responsables de Renault le dan un nuevo perfi l a su caballito de batalla para posicionarlo en el segmento de los modelos de entrada de gama, aquellos que seducen por precio a quienes buscan una primera movilidad: lo ajustaron al máximo abaratándolo según el concepto "low cost" (bajo costo).
Lea la nota completa en la edición de diciembre (nº 410) de la revista Parabrisas.
