Test: Mercedes-Benz A250 Sport

La nueva generación del compacto alemán es un producto completamente renovado: nada queda de la serie anterior. Con gran categoría, un desempeño dinámico magnífico, gracias a un conjunto motor-caja excelente, y un chasis equilibrado, aunque es áspero en la ciudad, la variante tope de gama resulta accesible sólo para bolsillos abultados. Galería de fotos. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Los especialistas aseguran que la letra “A” es la más importante, ya que a partir de ella se han construido diferentes alfabetos. A fue, probablemente, la primera letra escrita por el hombre (siglo XIX antes de Cristo), tal como surge de las investigaciones arqueológicas cuya prueba son las inscripciones protosinaíticas encontradas en la península de Sinaí, cuando era una especie de ve corta con una línea que la cruzaba por el centro y que representaba a un toro, animal sagrado de muchas culturas.

A es alef para los hebreos, alif para los árabes, alfa para los griegos ... y revolución para Mercedes-Benz.

Ese fue el criterio cuando, en 1998, la marca alemana presentó los modelos de la primera generación y con ellos se metía en terrenos inexplorados hasta entonces por la casa de Stuttgart: competir en el segmento de los monovolúmenes compactos, ofrecer un producto en aquel momento accesible para un público más amplio y producir autos en Brasil.

Publicitado en nuestra región con una campaña que rezaba: “Empiece el nuevo siglo en un Mercedes”, el primer Clase A fue un éxito de ventas a nivel mundial, punto de partida para la siguiente serie (2004) que no llegó a comercializarse en nuestro mercado y que proponía una gama más amplía que incluía una silueta tres puertas cuya producción fue discontinuada en 2010.

Ahora, se abre una nueva página en la historia del Clase A y en ella también aparece el criterio que animó el lanzamiento de la primera generación: cambiar el concepto. El nuevo A sólo conserva el nombre de la serie anterior. Todo es nuevo: diseño, chasis, motores, y también el segmento en el cual participa.

Se trata de un verdadero golpe de timón en la estrategia de la casa de Stuttgart que ha iniciado hace unos años un camino de renovación de sus productos con un enfoque claramente deportivo. Y el Clase A es una prueba irrefutable de eso, ya que se aparta del estilo de monovolumen familiar para meterse de lleno en un espacio muy peleado, el de los hatchback compactos.

Lea la nota completa en la edición nº 416 (junio 2013) de la revista Parabrisas.

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