Probablemente nunca antes en su historia Chevrolet tuvo una oferta tan amplia en el segmento de los compactos en nuestro mercado. Haciendo un breve repaso podemos enumerar: Celta (tres y cinco puertas); Classic; Sonic (cinco puertas y sedán); Agile, Aveo y Cobalt, a los que ahora se suman Onix y Prisma, para darle forma a una ofensiva de diez modelos considerando sólo las siluetas: si profundizamos el análisis abriendo el juego con las diferentes variantes de equipamiento y transmisión la lista se duplica. ¿A qué responde ese posicionamiento?
Sin duda, a una estrategia de márketing: el que tiene producto lo vende. Pero, además, la marca norteamericana avanza en una clara política de expansión afianzada en la actualización de su portfolio. Y los modelos que aquí analizamos son clave del avance en la región. Una clara muestra de esa importancia quedó manifiesta en el salón de San Pablo de 2012: allí Chevrolet presentó el Onix como una de sus grandes apuestas para la región.
Y con él llegaba también una nueva plataforma que ya conocimos en nuestro mercado a través de los modelos Spin y Cobalt. Onix y Prisma completan desde ahora esa multitudinaria oferta y lo hacen con buenos argumentos: diseño actual, confort de marcha, agilidad en la ciudad, bajo consumo de combustible y precios competitivos, una de las claves de este espacio en el cual el valor puede determinar la compra.