TEST: Chevrolet Cobalt 1.8 LTZ

Esta nueva opción entre los sedanes compactos ofrece habitáculo amplio, baúl de gran capacidad y destacado confort de marcha. Utiliza el “histórico” motor que, a pesar de algunas mejoras, sigue siendo gastador. Su precio es tentador, pero la garantía, acotada. Fotogalería. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Este nuevo sedán de Chevrolet trae un poco de actualidad a un segmento que recibió como último exponente al Fiat Grand Siena hace unos pocos meses. Alguien podrá decir que este espacio en el que aparecen sedanes compactos de diferentes orígenes y configuraciones ya tiene muchos participantes pero, si se analiza con detenimiento, para contar la cantidad de opciones que le dan forma al subsegmento en el que se inscriben las unidades que ofrecen un plus de habitabilidad y capacidad de baúl sobran los dedos de una mano.

Por eso el Cobalt, modelo que vimos en versión conceptual como primicia mundial en el último salón de Buenos Aires, es un producto con el cual la marca norteamericana busca hacerse fuerte en un espacio en el cual ya tiene una presencia destacada con otros tres sedanes (Classic, Aveo G3 y Sonic) que apuntan a otro público.

La gama Cobalt está compuesta por cinco versiones, tres nafteras y dos gasoleras. Las de ciclo Otto se dividen en: 1.8 LT con caja manual (89.000 pesos); 1.8 LTZ M/T (la elegida para esta nota, que vale 96.500 pesos) y 1.8 LTZ automático (102.500 pesos). Las Diesel utilizan el mismo motor 1.3 de 75 CV que equipa el Spin, ambas con caja manual, y se dividen en LT (101.000 pesos) y LTZ (106.500 pesos).

Lea la nota completa en la edicón nº 414 de la revista Parabrisas

(abril de 2013)

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