Renault planea relanzar en 2017 el mítico auto creado por Jean Redele en 1962 en un taller de la localidad francesa en Dieppe: el Alpine 110.
El jefe del grupo Nissan-Renault, Carlos Ghosn, quiere revivir cuanto antes la marca deportiva francesa más famosa después de Bugatti. Por eso, 62 años después de que Redele transformara los primeros Renault en autos deportivos, a partir de 2017 un nuevo Alpine se sumará otra vez al circuito de carreras y rallys, asegura Ghosn.
El Alpine Vision show car, que ya fue develado en febrero en Mónaco, está inspirado en el A110 y se asemeja mucho al modelo de producción, indica el director general de Alpine, Bernard Ollivier.
Y al igual que entonces, el motor -aparentemente un Nissan de cuatro cilindros turbo de hasta 300 CV- estará asociado a un sistema de tracción trasera y a un cambio automático.
Sin embargo, "nada será como antes", asegura Jens Schäfer, quien junto con su padre Werner tiene un taller de autos clásicos, y entre otros, atesora un A110 original, que fue lanzado en Dieppe como Berlineta 1600SX en 1976.
Es pequeño, delicado y tiene un diseño de formas suaves. Pese al mito, el motor de 1,6 litros genera dudas acerca de las cualidades deportivas de este biplaza. Sin embargo, apenas el cuatro cilindros despierta a la vida, todas esas dudas se esfuman. No solo el motor se escucha mejor que en cualquier auto moderno: también se puede sentir con cada fibra nerviosa.
La pequeña cupé azul de asientos estrechos empieza a temblar y de un modo casi lúdico y maravillosamente manuable comienza a desplazarse. Toma las curvas con liviandad y parece mucho más veloz de lo que realmente es. La A110 acelera de 0 a 100 km/h en un poco menos de diez segundos y a una velocidad máxima de 195 km/h. Una velocidad que en un Renault Clio provocaría aburrimiento, pero que en un auto clásico de más de 40 años y que casi se desplaza al ras de suelo genera mucha adrenalina.
Para Schäfer, lo que lo hace tan extraordinario es su peso, de sólo 750 kilogramos.
A diferencia de cualquier deportivo moderno, el clásico no tiene soportes electrónicos integrados. Mucho depende del grip de los neumáticos, demasiado pequeños para este auto, y de la habilidad del conductor. "Eso puede ser arriesgado", dice Schäfer, pero asegura: "Es conducción en su forma más pura".
Aunque el nuevo Alpine no se parezca al clásico y probablemente ni siquiera sea desarrollado con el mismo espíritu, el experto alemán se alegra de este relanzamiento. Incluso si, como sucedió en los pasados tres o cuatro intentos fallidos, tampoco esta vez funcionara el relanzamiento del Alpine, Schäfer agradece el compromiso de los franceses. "Desde que se habla de este 'revival' también se habla más de otros modelos antiguos. Tenemos más trabajo y los precios suben", apunta, y agrega: "Ya un repuesto para un A110 cuesta ahora más de 30.000 euros. Es dinero bien invertido, incluso cuando a menudo la restauración cueste lo mismo".
"El trabajo de reconstrucción es el mismo que, por ejemplo, para un antiguo escarabajo de Volkswagen, sólo que entre los amantes del Alpine los valores llegan hasta los seis dígitos", asegura Schäfer.
FUENTE: Thomas Geiger (dpa)