Así probábamos la Chevrolet D-20 De Luxe

Recordamos el test de una de las camionetas más emblemáticas del moño en el regreso de General Motors a la Argentina. La prueba de manejo corresponde a la edición de noviembre de 1994 de Revista Parabrisas. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Nuevamente en el mercado, y armada aquí, la pick up Chevrolet revive su pelea con la F-100 por el liderazgo en el segmento.

Después de dieciséis años de ausencia vuelve la tradicional rival de la F-100; la pick up Chevrolet. Es el primer producto de la nueva General Motors de Argentina. La competencia será dura, por eso, además de estos modelos, dos diesel y dos nafteros, los directivos de GM prevén para el año próximo la inserción de otras dos versiones que amplíen la gama; la diesel turbo, y una de doble cabina.

En la planta argentina, ubicada en Santa Isabel, Córdoba, en un predio que correspondía a CIADEA, se realiza solamente el montaje con la mayoría de de las autopartes provenientes de Brasil. Paralelamente se trabaja en el desarrollo de proveedores argentinos para nacionalizarla en forma paulatina.

Por el momento trabajan al día, sin stock, por un problema de transporte de las partes desde el país de origen, armando únicamente cuatro vehículos por hora, aunque deben alcanzar el objetivo de siete en ese mismo lapso de tiempo.

Chevrolet D-20 De Luxe

Parabrisas probó la top de la gama, la D-20 De Luxe. A pesar de ser llamativa (los calcos laterales realzan mucho su imagen), mantiene una línea superada, aunque igualmente se exportará a Brasil para compensar las importaciones de la marca.

Con la competencia de hoy no sorprende ver a un utilitario bien equipado, de todas formas vale la pena destacar que, fiel a su estilo, esta pick up Chevrolet no tiene nada que envidiarle a nuestros autos de calle en materia de confort.

Viene con aire acondicionado, levantacristales eléctricos, dirección asistida, radio AM/FM con pasacassette, butaca regulable e individual para el conductor, apertura de techo con tapa de cuatro posiciones, y tanto la butaca del conductor, como el asiento doble, tienen un diseño anatómico que los asemeja a los de un auto.

Las estructuras de hierro que sostienen a los espejos laterales impiden la adaptación del control eléctrico de los mismos. Este detalle, más la falta del sistema de regulación de altura del volante, y la guantera demasiado chica, son algunas deficiencias que se notaron en su equipo de confort.

Chevrolet D-20 De Luxe

En materia de seguridad, es un vehículo confiable, a pesar de una falencia en la visibilidad; los apoyacabezas y la reja de protección que está detrás de la cabina, dificultan la visión por el espejo retrovisor interno, que además es chico.

La butaca del conductor, y el asiento del lado de la ventanilla del acompañante traen cinturones de seguridad inerciales; mientras que el tercer pasajero, el del medio, cuenta con un cinturón abdominal. Detrás de los asientos, que son rebatibles, se ubica el criquet hidráulico, indispensable para levantar su peso, y, a diferencia de las que se construyen en Brasil, ésta no trae el extinguidor.

Frenando resultó buena; a 60 km/h necesitó 29.1 metros para detenerse por completo, y sin perder la línea. A los frenos, de discos ventilados en las ruedas delanteras y tambores en las traseras, se le agrega un sistema de válvulas compensadoras que regulan la intensidad de frenada en las ruedas traseras de acuerdo a la carga, evitando el bloqueo cuando la pick up está vacía.

Otra característica técnica es el sistema de diferencial autoblocante denominado "Positracción", que permite, con una rueda empantanada, que al otra traccione para ayudarla a salir.

Las llantas deportivas y de acero mejoran su imagen, ayudada además, por los neumáticos radiales sin cámara de 16 pulgadas.

Chevrolet D-20 De Luxe

El nuevo motor Diesel Maxion S4 (producido en Brasil) de cuatro litros con inyección directa, desarrolla una potencia de 95 CV a 2.800 rpm, y le otorga muy buen rendimiento por ser un vehículo de porte. Acelera de 0 a 100 km/h, por ejemplo, en 23.9 segundos, y llega a una velocidad máxima de 126 km/h. Las relaciones de marcha priorizan la fuerza de su torque. Por eso, la primera casi no se utiliza, salvo que para subir una pendiente o cuando está muy cargada.

Teniendo en cuenta su elevado coeficiente aerodinámico, sus valores de consumo son destacables. A velocidad constante (100 km/h), recorre 11 km/l y el consumo urbano es de 8.7 km/l, Su tanque de combustible de 126 litros le da una autonomía promedio de 1.241 km. En ruta, a 100 km/h, puede recorrer hasta 1.386 km. O sea que partiendo desde Buenos Aires con el tanque lleno, llegaríamos hasta Neuquén y nos sobraría combustible para pasear por la ciudad.

Manejarla, tanto en ruta como en la ciudad, resulta fácil y hasta placentero. La dirección asistida y su agilidad le permiten movilizarse y estacionar en la ciudad sin inconvenientes. Esto demuestra, también, que las pick ups de hoy pueden ser utilizadas como vehículo de paseo o como un elemento de trabajo.

Chevrolet D-20 De Luxe

En ruta es confiable a más de 100 km/h, con buena tenida direccional y segura en las curvas por el buen trabajo de las suspensiones. El confort de marcha es aceptable tratándose de un gasolero, y a esto se le suma el bajo nivel de ruido, con un promedio de 66 decibeles.

Si se la utiliza para trabajar, puede cargar hasta una tonelada, y la caja tiene una capacidad (hasta el tope de los laterales) de 1.890 litros. No es un vehículo de última generación, y no bastará un restyling para lograr que lo sea, sin embargo mientras su principal competidora no decida tampoco modernizar sus líneas, seguramente podrá pelearle, como antaño, el liderazgo en el mercado de las pick ups nacionales.

Por: Víctor Russo
Fotos: Roberto Calo

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