Qué hacer si fallan los frenos

De todas las potenciales situaciones de terror a la hora de manejar, la peor, sin dudas, es la de quedarse sin frenos. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

De todas las potenciales situaciones de terror a la hora de manejar, la peor, sin dudas, es la de quedarse sin frenos. Por error nuestro (nunca debemos dejar de revisarlos y hacerle todos los cambios) o por simple falla mecánica, el sistema puede jugarnos una muy mala pasada. Desesperarse es el primer paso hacia un accidente, por lo que la tranquilidad y la sapiencia serán fundamentales.

A veces tendremos oportunidad de actuar en forma más paulatina, pero en otras no contaremos con muchas oportunidades. Ello dependerá del lugar y la velocidad a la que nos desplacemos. Entonces, lo primero será analizar rápidamente el entorno para ver la cantidad de vehículos que hay alrededor y qué distancia tenemos para maniobrar, si es necesario.

Cualquiera podría pensar que si falla el sistema de detención, entonces hay que emplear el freno de mano. Existe una gran posibilidad de que resulte en un fatal error si conducimos a alta velocidad, ya que esto bloqueará las ruedas traseras y nos dejaría expuestos a un vuelco de campana.

Por eso es importante tener en cuenta que los dos factores fundamentales son la desaceleración y la maniobrabilidad. Estos conceptos, si nos mantenemos serenos y con las manos bien firmes en el volante, serán los que determinen si salimos ilesos o no. Porque sin capacidad de freno, necesitamos que el vehículo pierda en forma autónoma su inercia, por la misma fricción con el viento y con el asfalto. Y en segundo lugar, la facultad de mover el auto en cualquier dirección, ya que si no lo podemos detener, al menos contaremos con la opción de esquivar obstáculos o desviarnos del camino principal, una posibilidad peligrosa porque también podría hacernos volcar.

Con esto, la mejor chance es poner punto muerto o marcha neutra, según el tipo de caja, de manera tal que el rodado vaya perdiendo velocidad pero que también estén activos todos los controles y el volante. Es por esto último que no debemos apagar el propulsor, ya que es muy posible que bloquee el mando o la asistencia del mismo.

Otra opción a la que podemos recurrir es la de frenar con el motor. Esta técnica nos lleva a bajar cambio tras cambio y sentir cómo la planta impulsora eleva las revoluciones, pero por el contrario el auto se va yendo hacia adelante y cómo se desacelera de a poco.

Una vez logramos ir reduciendo la velocidad del rodado, y cuando la aguja marca un número prudente, ya nos podemos arriesgar a accionar el freno de mano lentamente. No está de más que durante toda la maniobra se bombee el pedal de detención, porque aunque falle, tal vez no está roto y esto podría generar cierta presión y recomponer el mecanismo.

Como dijimos en más de una ocasión, siempre hay que advertir al resto de los conductores, para eso tenemos las balizas intermitentes, la bocina y el juego de luces. Debemos actuar en forma prudencial y siempre firme y con seguridad. La primer medida es tener los frenos en óptimo estado, controlando siempre sus mecanismos (discos, campanas, pastillas o ABS), servo, líquidos y todo lo relativo. Es muy raro que todo el sistema de detención falle, pero mejor no tentar al destino.

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