Ni en los peores sueños de la gente de Ferrari podían darse las circunstancias que destruyeron el sueño de ganar en Singapur, un circuito que siempre los ha favorecido.
Contaban también con que Lewis Hamilton largaba quinto. Pero en la lluviosa noche de Singapur (por primera vez en la historia se disputaba una carrera nocturna en esas condiciones), todo terminó ahí nomás. Las dos Ferrari de Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen (éste largó tercero), se aproximaron a la curva 1 emparejados con el Red Bull de quien largó tercero, Max Verstappen. Pero no había lugar, claro.
Verstappen quedó entre los dos rojos, apretado, e hizo contacto con Raikkonen a su izquierda. El finlandés giró a su vez hacia Vettel en la primera curva, y a la pasada les pegó a Verstappen y al McLaren de Fernando Alonso.
Vettel, sin embargo, mantuvo la ventaja mientras detrás de él se ubicaba Hamilton, pero su coche había sufrido un daño considerable y, tras perder la parte delantera, quedó en sentido inverso a la carrera (como le pasó en Brasil), y poco después quedaba fuera de la carrera.
A pesar de que Ferrari atribuyó la culpa a Verstappen, los comisarios de la FIA no penalizaron a ninguno de los tres: "Raikkonen tuvo un muy buen comienzo y fue capaz de intentar adelantar a Verstappen por el lado izquierdo.
Al mismo tiempo, Vettel, que tuvo un arranque más lento, se movió hacia el lado izquierdo de la pista. Así, los autos de Verstappen y de Raikkonen chocaron, lo que resultó en una colisión en cadena con Vettel y, finalmente, con Alonso”.
Si todo incidente puede medirse por la primera acción, la mala salida del alemán se lleva la responsabilidad y será lo que más pese si no gana el título 2017. Ahora son 28 puntos los que lo separan de Hamilton y su Mercedes.
El sueño del alemán de igualar a Juan Manuel Fangio se torna cada vez más difícil, cuanto más viable el cuarto del inglés. Pero faltan seis carreras para el final del torneo, y ya se sabe que las pesadillas de unos pueden pasar a ser, en la próxima cita, los sueños del otro...
