El tránsito es la principal causa de contaminación sonora

El gran caudal vehicular es uno de los factores primordiales en ocasionar estruendos en la Ciudad de Buenos Aires.

Redacción Parabrisas

En la conmemoración del Día Internacional de Concientización sobre el Ruido, una vez más la Ciudad de Buenos Aires se encuentra dentro de los cuatro centros urbanos con mayor cantidad sonora detrás de Tokio, Nagasaki y Nueva York. El inconveniente principal de que Capital Federal figure como una de las urbes más ruidosas, es ocasionado principalmente por el gran caudal vehicular.

Los grandes estruendos ocasionados por el tránsito, no son sólo una cuestión de molestia para los oídos de las personas, sino que genera diversos problemas de salud, como la provocación de hipertensión arterial, sordera, falta de atención, insuficiencia cardíaca y estrés. A su vez, los conciertos a cielo abierto, la actividad industrial y el sonido de diversos boliches, también acompañan al ruido ocasionado por los vehículos, pero en menor medida.

¿Cómo se controla?

En la Ciudad de Buenos Aires se establecieron ciertos parámetros de control de contaminación acústica, de acuerdo con la Ley 1.540 de la jurisdicción porteña, para nivelar los rangos de polución sonora. Para eso se dictaminó un estatuto de 60 a 80 decibeles para el día, y 50 a 75 para la noche. De todas maneras, los niveles no bajan de la máxima diurna y se mantienen de forma similar en el horario nocturno.

Por ejemplo en el caso de los vehículos probados por Parabrisas, se utiliza un método similar para la medición del ruido ocasionado por las diferentes unidades, a través de la utilización de un decibelímetro que controla la magnitud del sonido ocasionado por cada modelo.

Decibelímetro sonoro

¿Cómo afecta a la población?

La contaminación causada por el ruido puede repercutir en todas las edades, aunque los mayores afectados son los chicos más pequeños debido a la sensibilidad de los oídos, y jóvenes y adultos, especialmente entre los 12 y los 35 años, donde las personas comienzan a sentir los efectos primordiales de la disminución auditiva.

Los principales inconveniente ocasionados son hipoacusia progresiva y sordera (en casos más extremos), falta de equilibrio, menor atención, insomnio, cambios en la conducta, reducción de la memoria, diabetes, aumento de colesterol y triglicéridos, generando mayor cantidad de chances de sufrir problemas cardiovasculares.

¿Existen soluciones?    

Tras el Decreto 32/2018, se modificó la Ley de Tránsito Nacional para la incorporación de ciertas modalidades eléctricas en el uso de diferentes tipos de vehículos. De esta manera, al menos en territorio porteño se establecieron objetivos para que en 2030 todo el transporte público sea completamente electrificado. “Los motores eléctricos son capaces de proporcionar una conducción suave con mayor aceleración limitando la contaminación acústica ya que son mucho más silenciosos y con menos vibraciones”, dijo Diego Cosentino, Gerente Regional FIA Región IV, acerca de las posibles soluciones ante el avance del ruido.

Por último, a diferencia de los motores a combustión, las nuevas mecánicas repercutirían de forma positiva para ayuda a la disminución sonora de la ciudad, y de esa manera al menos por el lado del tránsito, Buenos Aires podría bajar los decibeles de contaminación acústica.