El rugido inconfundible de los míticos motores de Royal Enfield llenó las calles porteñas durante el One Ride, el icónico evento global de la marca que celebra a su comunidad bajo el lema “Ride more, Ride safe, Ride together”. En Argentina, la edición local fue una auténtica fiesta sobre ruedas: más de 200 motos convergieron en una caravana masiva que honró el espíritu aventurero de la marca y, al mismo tiempo, sumó una mano solidaria para quienes más lo necesitan.
SALIDA DESDE VICENTE LOPEZ
En mi caso el punto de partida fue el concesionario de Vicente López, en el norte del Gran Buenos Aires, a primera hora, el playón se fue poblando de Classic, Meteor, Himalayan, Interceptor, Scram, entre otras, que mezclaban cromados, caños libres, y cascos con personalidad propia. Entre charlas, café y medialunas, se palpaba esa mezcla de ansiedad y camaradería que hace únicas a estas salidas.

A bordo de una Meteor 650 bicilíndrica estilo chopper, me sumé al grupo y pronto a la partida donde una columna se ordenó en formación escalonada de más de 100 motos con escoltas bien identificados en una organización que se notó desde el primer semáforo: señales claras, formación prolija y un ritmo parejo que permitió que nadie quedara descolgado. El resultado fue una serpiente de acero interminable que cruzó avenidas, autopistas y tramos suburbanos entre saludos de peatones, bocinas cómplices y celulares grabando, porque de eso se trata el One Ride: de rodar juntos.

Hubo Classic 350 impecables, con detalles de época; Himalayan listas para perderse en la tierra; Interceptor con escapes que cantaban grave; y Scram urbanas que trajeron color. Los equipos iban mezclados: grupos de amigos, parejas, novatos en su primera salida larga y veteranos que ya tienen gastados varios juegos de cubiertas de tanto viajar. La marca, más que una estética, propone una cultura de paseo con identidad, y la respuesta fue contundente.

PARADA SOLIDARIA EN LELOIR
La jornada tuvo también un costado solidario. Desde la inscripción se promovió la donación de alimentos no perecederos, elementos de higiene personal, elementos de limpieza y útiles escolares, que luego fueron entregados por San Diego solidario al hogar de niños ´´Una posta en el camino´´.

El primer punto de encuentro fue la concesionaria de Leloir, donde la adrenalina se multiplicó ya que allí se unió otra caravana proveniente de la concesionaria de Puerto Madero y se entregaron las donaciones, ver el concesionario de Leloir convertido en un punto de acopio sumó una capa de sentido a la salida: andar en moto y dar una mano, y el One Ride lo demostró con hechos.
“Rodamos por diversión, pero paramos por solidaridad”, me comentó una de las organizadoras, mientras las cajas de donaciones se apilaban junto a las flamantes Interceptor, Continental GT Y New Himalayan entre otras exhibidas en el predio.

DESTINO GENERAL RODRIGUEZ
Con el grupo ya con más de 200 motos, el itinerario combinó ciudad y suburbio para que todos se sintieran cómodos. Hubo tramos de autopista para estirar marchas, curvas suaves donde probar geometrías sin extremismos y andar suave con camarería.
Al llegar al predio CAS en Gral. Rodríguez la escena se repetía: cascos que se abrían, anécdotas que volaban y esa sensación simple y potente de estar en sintonía con desconocidos que, por un rato, ya no lo eran.

El resto de la jornada se vivió en un ambiente ameno al aire libre con food trucks, Dj en vivo, y los mas divertidos juegos de resistencia.
El plato fuerte fueron las pruebas de manejo, con largas filas para subirse a la Himalayan en su versión off-road, la Shotgun 650 con su toque custom o la misma Meteor 650 que me trajo hasta ahí. Una oportunidad perfecta para que novatos y experimentados sintieran el pulso de estos íconos indios con alma británica.

El One Ride 2025 dejó la vara alta. No por la cantidad —que impresionó—, sino por la calidad del encuentro: prolijo, seguro, inclusivo y con propósito. Para quienes nos subimos a la Meteor 650 o a cualquier Royal ese día, el mejor recuerdo no es una velocidad ni una curva tomada “de manual”, sino ese instante en que levantas la vista, ves la columna que se pierde en el horizonte y entendés que no hace falta ir rápido para llegar lejos.
La organización agradeció a todos y recordó lo esencial: cuidarnos, respetar y disfrutar. Tres palabras que, si las pensás, también definen lo que es andar en moto.
Royal Enfield volvió a recordar que la moto no es solo un medio de transporte: es un lenguaje común. En esa gramática simple de acelerador, embrague y freno, se escriben historias que conectan generaciones. Y cuando esa charla sobre ruedas incluye empatía y compromiso, el viaje, inevitablemente, vale el doble.
Si te apasionan las clásicas modernas, no te pierdas la próxima edición del ONE RIDE.
Por: Alejandro Czaja