Preparado, listo... ¡Yaris!

Por Christian Hein - El moderno compacto de Toyota llegó para revolucionar el mercado. Un largo recorrido por rutas, autopistas y ciudades puso a prueba las capacidades de un vehículo con muchas virtudes. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Ahora fabricado en Brasil y con las siluetas cuatro y cinco puertas, el Toyota Yaris llega a la Argentina desafiando a un abundante portafolio de rivales y potenciando a una marca que no para de hacerse fuerte y está en lo más alto del podio en cuanto a la consideración del público. Ahora con ESP de serie, este modelo está llamado a ser un vehículo de referencia en su segmento.

Al rodaje

Para reafirmar las apreciaciones que recogimos de la prueba que hicimos al momento de su presentación (publicada en la edición de octubre de 2018), nos subimos a otro Yaris S hatchback con CVT y salimos a la ruta, previo largo recorrido por la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

Así, después del paseo urbano, el Yaris mostró un apropiado confort de marcha, que incluye un desplazamiento suave, gracias al trabajo progresivo de la caja de variador continuo. También fueron oportunos varios de los ítems de equipamiento, ya que nos tocaron desde días de mucho calor, hasta verdaderos diluvios.

Para la primera contingencia, el Yaris cuenta con un eficaz aire acondicionado con climatizador, que también ayudó a desempañar el parabrisas (que a su vez cuenta con limpiaparabrisas automático), cuando el cielo se vino abajo.

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Todavía en ese ámbito, en el que nunca faltan los eternos embotellamientos, este hatchback -que inicialmente provenía de Tailandia- mostró una generosa habitabilidad y nos ayudó, gracias a la interacción con el teléfono celular a través del Apple Car Play y el Android Auto, a encontrar las mejores alternativas de calles, al tiempo que escuchábamos buena música.

A toda costa

Aprovechando las vísperas de la temporada alta, la idea fue recorrer caminos habituales (y no tanto) que encaran muchas familias para llegar a los más reconocidos destinos de la Costa Atlántica. Es por eso que hicimos un tramo por la popular autovía 2, donde el viaje no suele presentar demasiados sobresaltos, salvo la debida atención que requieren las señales de tránsito, como por ejemplo la de la velocidad máxima.

Ésta, al inicio desde Buenos Aires, es de 130 km/h, pero en la mayor parte del recorrido hasta la zona de Cariló (como fue el caso nuestro) o Mar del Plata, es de 120 km/h. Nunca mejor el control de velocidad crucero para no distraerse con el acelerador y llevarse de recuerdo una foto de la cola del auto.

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Con un baúl de un tamaño muy razonable para el hatch (310 dm3), el espacio alcanza para las valijas de cuatro o cinco personas, dependiendo de las necesidades de cada uno. En este mismo sentido, el motor 1.5 resultó muy apropiado, sobre todo a la hora de buscar autonomía y cuidar el bolsillo.

Sin mucho tránsito y viajando a las velocidades máximas permitidas, obtuvimos un valor final de consumo muy similar al que habíamos logrado en las pruebas de rigor: a 120 km/h habíamos logrado 13,1 km/l, mientras que en el viaje hicimos un promedio de 12,6 km/l.

De esta manera, saliendo con el modesto tanque de combustible de 42 litros lleno, llegamos a nuestro destino (unos 365 kilómetros) y nos sobraron unos 160 kilómetros, que eventualmente nos hubieran alcanzado para movernos unos cuantos días por el lugar y disfrutar de otros atributos del auto, como el techo solar o la comodidad de no tener que sacar la llave del bolsillo para destrabar las puertas o ponerlo en marcha, al mismo tiempo que, sobre todo esta versión S en color rojo, atraía la mirada de cuanto peatón se cruzaba.

No todo es CABA

Muchos veraneantes que eligen la costa (sobre todo este año, en el que económicamente se hace muy difícil viajar al exterior) llegan desde otras partes del interior, como por ejemplo Rosario o Córdoba, y para evitar el paso por la Capital, una de las alternativas más directas es la RP 41.

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La misma nace en la Autopista 9 a la altura de Baradero, y pasa por conocidas localidades como San Antonio de Areco, San Andrés de Giles, Mercedes, Lobos y Castelli, donde se une a la Autovía 2. Allí también fuimos con el Yaris, constatando en diversos tramos que se trata de una ruta que no está en el mejor de los estados, y que normalmente está cargada de mucho tránsito, especialmente de camiones.

Dicha ruta exigió un manejo más riguroso, que incluyó un mayor uso y más intensidad de los frenos, que respondieron de forma excelente en todo momento. En este trazado, también el ESP puede llegar a estar a la orden del día, aunque afortunadamente no debimos convocarlo, a pesar de un manejo “alegre” en el cual el Yaris mostró una apropiada capacidad dinámica.

En cierto momento tuvimos que esquivar algún que otro pozo, lo que nos llevó a pensar que si algo le pasaba a algún neumático, contábamos con la ventaja de llevar la rueda de auxilio homogénea dentro del baúl. La cantidad de camiones en una ruta de una sola mano tanto de ida como de vuelta, también puso a prueba los sobrepasos, en los que llegamos a utilizar las levas del volante, asegurándonos la marcha justa en todo momento y compensando, de cierta manera, los moderados 107 CV.

El mejor aval

Además de tratarse de un vehículo con una excelente relación precio/producto, como todo Toyota, el Yaris ofrece una garantía de cinco años transferible.

Eso quiere decir que si, por ejemplo, a los tres años uno quiere renovar el modelo o saltar a un segmento superior, el potencial comprador sabrá que le quedan dos años de garantía, argumento más que suficiente para comprarse un Yaris usado que, además de contar con la conocida confiabilidad de la marca, asegura la capacidad demostrada en esta prueba especial para desenvolverse muy bien, tanto en la rutina diaria como cuando salimos a disfrutar de unas merecidas vacaciones.