Ford Fiesta Kinetic Design 4 puertas: Se agranda la familia

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Redacción Parabrisas

Llega a nuestro país la opción tres volumenes del modelo que fue presentado con gran expectativa el año pasado para toda América junto a la versión hatchback que conocemos aquí desde noviembre del año pasado. Al igual que el adelantado, el sedán se fabrica en México con estándares mundiales.

Este flamante modelo cuenta con el antecedente de su mellizo, el que, a partir de su comercialización, no dejó de recibir consultas por parte del público en todos los concesionarios. Tal es el buen recibimiento, que enseguida se vio en las calles, gracias a su logrado diseño y el excelente nivel de seguridad como argumentos principales.

Con algunos cambios estéticos, más allá de su alargada figura, el Fiesta sedán mantiene las características del que hizo punta por estas latitudes.

Diseño ****

Respecto de su hermano con cola trunca, con el que comparte plataforma y la fábrica de Cuautitlán, este sedán mantiene el ancho, el alto y la distancia entre ejes, modificando solamente el largo total en poco más de 34 centímetros. Por supuesto se acrecienta la capacidad del baúl que ahora llega a los 362 litros.

Además de la silueta, el exterior del cuatro puertas se diferencia por contar con una parrilla cromada con la que adquiere un aire más señorial que lo destaca sin perder la esencia del Kinetic Design. El “cortito” luce más deportivo, atrayendo, incluso, a otro tipo de público. En este sentido, el sedán también busca atraer a los más jóvenes incluyendo en el catálogo colores muy llamativos como el que probamos en esta ocasión.

La adición del tercer volumen, la parte estéticamente más comprometida de todo auto nacido como hatchback, en este caso está bien lograda, con moderada caída del techo que continúa con la luneta y se interrumpe con el alto portón del baúl que sobresale casi horizontalmente apenas unos centímetros y que finaliza en una estrecha moldura con una ligera forma de alerón. Las alargadas ópticas traseras se asemejan a las del Mondeo.

Adentro, salvo por pequeñas cuestiones de equipamiento, la similitud con el de cinco puertas es casi absoluta.

Se aprecia su insonorización, lo que puede comprobarse en situaciones cotidianas de tránsito, donde filtra muy bien los ruidos del entorno, como el caso de las detenciones en los semáforos en las que normalmente en el entorno aparecen ruidos de frenadas, bocinazos, motores de colectivos acelerando, etc. Ya en tramos de autopista o ruta, se advierte un ligero sonido producido por el viento que se filtra a partir de los 120 km/h, posiblemente por alguna deficiencia en los burletes laterales.

Confort ***

Con un entorno muy agradable, como buen sedán chico ofrece el espacio justo para cuatro pasajeros adultos, más un pequeño atrás, que se ubicaría en el medio, donde la colocación del plafón de la tercera luz de stop que se combina con la marcada caída del techo afectará a los pasajeros que superen el metro setenta y cinco de talla.

Con una corta distancia vertical entre piso y techo que obliga a encorvarse a los más altos, una vez adentro la posición de manejo es correcta, gracias a la regulación en altura del asiento y a la de altura y profundidad de la dirección. Las butacas están revestidas en una tela gruesa que parece ser muy resistente a los malos tratos; sin llegar a ser deportivas, las delanteras ofrecen una sujeción adecuada. Un detalle negativo: los pasajeros de atrás no cuentan con portaobjetos, ni siquiera con bolsillos en el respaldo de adelante.

Como ya dijimos, esta variante con baúl gana en espacio de carga, que  también se puede ampliar abatiendo los asientos, aunque el aumento del volumen no es tan considerable como en el caso del de cinco puertas.

Motor ****

El Sigma 1.6 de 16 válvulas es la única opción en el mercado argentino frente a otras alternativas como el Diesel TDCi con el que se comercializa en Europa. Este moderno motor entrega 120 CV y un torque de 15,5 kgm para imprimirle al Fiesta un comportamiento ágil, pero nada deslumbrante. En las distintas pasadas a velocidad máxima alcanzó un promedio de 184,6 km/h, cortando alrededor de las 5.000 en quinta marcha. Recordemos que con el hatchback alcanzamos los 189,3 km/h. Con una aceleración de “0 a 100” en 10,6 segundos, mejoramos en dos décimas lo establecido por el precursor. Tanto en quinta como en sexta las elasticidades hasta los 120 km/h fueron apenas mejores para el 4 puertas desde los 60 km/h, mientras que, desde los 80, hubo una pequeña ventaja en favor del Fiesta “corto”.

Seguramente aprovechando una mejor ecuación aerodinámica, el promedio de consumo mejoró, gracias a la sensible reducción de los valores obtenidos en ruta. Lo que nos llamó la atención es el tiempo que el impulsor tarda en volver a los valores de ralentí (unas 1.000 rpm) después de cada acelerada.

Equipamiento ***

El Fiesta sedán viene con dos versiones de equipamiento denominadas Trend y Trend Plus, que se diferencian, apenas, por la incorporación por parte de esta última del techo solar eléctrico y de un sistema de sonido más avanzado con cuatro parlantes y dos tweeters. Así y todo, existen algunas diferencias respecto de la variante Titanium del hatchback que está un escaloncito arriba en cuanto a equipamiento de confort, ya que, por ejemplo, ofrece Bluetooth y cuenta con el sistema Sync de conectividad, entre otros chiches.

Sí, cuenta con computadora de a bordo, cuatro levantavidrios –sólo el del conductor con one touch–, aire acondicionado manual de accionamiento electrónico, apertura a distancia de puertas y baúl con cierre en movimiento, espejos exteriores eléctricos y radio AM/FM con lector de CD, MP3 y conexión auxiliar.

A nuestro entender, por tratarse de un auto de más de 80.000 pesos, podríamos reclamarle la incorporación del Bluetooth, el control de velocidad crucero y el sensor de estacionamiento trasero. Al reclamo le agregamos la rueda de auxilio temporal, aunque para muchos usuarios les sea indistinta.

Los instrumentos son claros, aunque carece de medidor de temperatura y el display de la computadora es algo chico.

Suspensión ***

Más bien adaptadas para la ciudad que para la ruta por su tendencia blanda, la absorción de las imperfecciones es buena, por lo que genera un andar  confortable. En tramos veloces se mantiene firme a velocidades legales, aunque ya un poco más arriba comienza a mostrarse algo sensible a los vientos laterales o a desniveles en el asfalto pese a que estos no sean demasiado marcados. Con una leve tendencia al subviraje, en curvas no muestra rolidos exagerados, en parte gracias a que posee barra estabilizadora en ambos trenes y que el trasero es semi-independiente.

Con la asistencia electrónica de la dirección, la maniobrabilidad es buena para espacios reducidos y apropiada para la ruta.

Transmisión ***

La caja manual de cinco marchas mostró un relacionamiento adecuado en todas las velocidades, con un buen aprovechamiento del torque en todo el rango de revoluciones, hasta llegar a una quinta que permite viajar a 130 km/h a sólo 3.600 vueltas.

Con un pedal de embrague blando, y una palanca algo larga pero de breve  recorrido, el paso de la mayoría de las marchas se hace sin dificultad, salvo alguna resistencia entre la segunda y la tercera, y la tercera y cuarta, que se resuelve aumentando, apenas, el movimiento lateral.

Seguridad ****

Sin diferencias con la versión hatchback, este ítem es el fuerte del modelo, cuyas principales e invalorables armas son: el control de estabilidad y tracción, los siete airbags –los dos frontales  son de dos etapas y su densidad de despliegue varía según la gravedad del choque–, el ABS y los cinco cinturones de seguridad traseros inerciales de tres puntos y el sistema “Latch” para sillas de bebé. Todo esto con una carrocería ultrarrígida y que cuenta con zonas de deformación programada, para ganar el Top Safety Pick Award, un premio inédito para un vehículo de su segmento. Al equipamiento sólo se le puede pedir faros contra la niebla, cuyo lugar está ocupado por unos vistosos LEDs que,  además de lo est%

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