Test: Chery QQ Confort

La nueva generación del citycar chino mejora la calidad de su antecesor. Estrena diseño y motorización. Aunque todavía tiene detalles por mejorar, sigue siendo una de las alternativas más económicas para llegar al cero kilómetro. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Luego de poco más de cinco años de su arribo a nuestro país, Chery renovó por completo el modelo más pequeño de su gama con el que, de a poco, intentará ganar un lugar en la aceptación del público local que todavía mira con un poco de recelo los productos oriundos del gigante asiático. Para despejar esos prejuicios, la marca puso el foco en la mejora cualitativa y la renovación mecánica de uno de los modelos más económicos de la actualidad. Por el momento llega importado desde China con dos versiones de equipamiento (Light Security y Confort Security), aunque se estima que en unos meses (quizás 2017) ingresen en nuestro país las unidades que comenzará a producir la planta que Chery tiene en localidad paulista de Jacareí, en Brasil.

Gana en carisma

A simple vista se advierte un auto completamente nuevo, que ya no copia decididamente la arquitectura de otros modelos, como hizo la generación anterior, nutriéndose de aquel Daewo Matiz coreano (también Chevrolet Spark): según la marca, los diseñadores se inspiraron en la película de Disney “Buscando a Nemo”...

Más allá de las interpretaciones, sin duda estamos frente a un auto moderno, cuya estética llama mucho la atención en la calle y que, además, apela a novedosas resoluciones estilísticas, como la utilizada en la luneta trasera que oficia de portón del baúl: su apertura se realiza únicamente a través de la llave.

Cabe destacar que esta nueva generación del QQ creció 1,5 cm en el largo (3.564 mm), 12,5 cm e ancho (1.620) y 4,2 cm en el alto (1.527), mientra que mantiene los 2.340 mm de distancia entre ejes de su antecesor.

A pesar de sus acotadas dimensiones, el habitáculo, apropiado para cuatro pasajeros, es bastante amplio y ofrece una generosa distancia hasta el techo para beneficiar la estadía a bordo de aquellas personas de contextura grande. Las butacas son bien mullidas (las traseras con apoyacabeza), aunque las delanteras ofrecen poca sujeción lateral. Puertas adentro advertimos una notable mejora, no solo en los materiales plásticos aplicados, sino también en las terminaciones y encastres.

La plancha de a bordo es simpática, pero bastante austera. Por ejemplo, no cuenta con guantera y el tablero tiene información muy escasa, con instrumentos imprecisos: el nivel de combustible se mide por medio de segmentos luminosos y la acotada computadora de a bordo arroja consumos instantáneos muy dispares. De la misma manera, el nuevo QQ ofrece sistemas poco vistos en modelos de su clase, como regulación en altura de los faros y aviso de cinturón desabrochado.

A diferencia del QQ anterior, que tenía un rodado de trece pulgadas, este cuenta con neumáticos en medida 165/60 R14, con los que gana en confort de marcha, pero sigue sufriendo los mismos problemas de aislación: los burletes merecerían una revisión, ya que a partir de los 90 km/h el ruido del viento comienza a transformarse en una presencia molesta, por momentos desagradable, que impide escuchar claramente la radio.

Como en todo auto compacto, el espacio de carga del baúl es casi simbólico, en este caso, de apenas 160 dm3 (190 dm3 en el QQ antecesor). Solo por mencionar un ejemplo, el smart que se vende actualmente ofrece 220 dm3 de capacidad, con una carrocería de 2,69 m de longitud. La buena noticia es que en el interior del baúl se aloja una rueda de repuesto de la misma medida que el resto, aunque con llanta de chapa y no de aleación.

Uno de tres

Este modelo se nutre de un pequeño motor naftero 1.0 de tres cilindros, moderno propulsor con doble árbol de levas a la cabeza, cuatro válvulas por cilindro y 68 caballos, suficientes para mover ágilmente esta pequeña carrocería de apenas 936 kilos: alcanza una velocidad máxima de 151,7 km/h.

Entrega 9,4 kilográmetros de torque, el más bajo de su clase, detrás de los 9,7 kgm del Volkswagen Up! y los 10,7 kgm del Renault Clio Mio. Sin embargo, el pequeño impulsor tricilíndrico brinda buena respuesta en baja y un andar dinámico en ciudad, indudablemente entorno para el que fue concebido este vehículo. Trabaja asociado con una caja manual de cinco marchas que, de no ser por algunos ruidos que emergen de la base de la selectora, logra su cometido con eficacia, aunque en ocasiones opone cierta resistencia para seleccionar algunos cambios. Las relaciones son bastante cortas, mientras que la quinta se advierte muy desmultiplicada para llevar más relajado el motor que, a 120 km/h, gira a 3.700 rpm. A esta velocidad, el rendimiento de la planta motriz es de unos 12,8 km/l, a 90 km/h registramos 14,7 km/l y, en ciudad, 13,1 km/l, para promediar un rendimiento de 13,5 kilómetros por cada litro de combustible. La autonomía no es uno de sus puntos fuertes, ya que el tanque de combistible ofrece poca capacidad: 35 litros que le permiten cubrir 351 kilómetros, recorrido similar al que hicimos entre Buenos Aires y Pinamar, llegando a destino con el testigo “titilando”.

La mejor aceleración que logramos de 0 a 100 km/h fue de 15,7, mientras que la elasticidad fue la medición que menos lo favoreció: los elevados 23,8 segundos para pasar en cuarta de 60 a 120 km/h revelan que, para realizar un sobrepaso en ruta, es necesario bajar un cambio y hacerlo acelerando hasta el límite de vueltas.

El confort de marcha en ciudad denota una mejora notable en el mullido esquema de suspensiones que se convierte en un aliado para el día a día: solo en algunas calles empedradas se advierte un rebote molesto del tren trasero. Sin embargo, esta “blandura”, sumada a la elevada altura de su carrocería, acusa sobremanera los embates del viento al salir a la ruta. Un punto a favor es la dirección con asistencia hidráulica que responde adecuadamente en todo momento, aportando gran maniobrabilidad.

Con un pedal de frenos gomoso, las distancias de frenado resultaron un poco largas. En la unidad de prueba nos llamó poderosamente la atención el ruidoso mecanismo de ABS y la forma en la que detiene la carrocería: por momento parece trabarse y dar los saltos de un caballo, además de perder la línea, sobre todo, en velocidades superiores a los 100 km/h.

A su medida

Si hay algo que caracteriza a los autos de origen chino es que, por lo general, ofrecen un buen equipamiento de confort. Tal es el caso de esta versión tope de gama Confort Security del QQ que, además de contar con aire acondicionado, cierre centralizado con comando a distancia, espejos eléctricos y llantas de aleación, se destaca por ofrecer elementos como sensor de estacionamiento trasero, cuatro levantavidrios eléctricos (todos con one touch para bajar) y faros con regulación en altura.

Dispone de un equipo de radio AM/FM con lector de CD, MP3, puerto USB y lector de tarjeta SD, pero no cuenta con bluetooth (tampoco está disponible como opcional). Es llamativa la ausencia del sistema de apertura interna del baúl y tapa del tanque de combustible con el que contaba su antecesor.

Suma luces de circulación diurna, instaladas donde habitualmente están los antiniebla, mientras que atrás cuenta con faros antiniebla. En materia de seguridad ofrece una dotación adecuada. Los obligatorios y mencionados frenos ABS (de respuesta cuestionable), doble airbag frontal, columna de dirección colapsable, cuatro cinturones inerciales de tres puntos y uno abdominal para la plaza central trasera: este espacio recibe, enhorabuena, los anclajes Isofix para sillas infantiles.

Los 214.000 pesos que cuesta la versión utilizada lo ubican como el más accesible entre sus rivales, pero, además, esta nueva generación del QQ mejora la garantía, que ahora es de tres años o 100.000 kilómetros.

FICHA TECNICA - CHERY QQ

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