Así probábamos el NSU Prinz

Recordamos la prueba de manejo de uno de los pequeños modelos producidos en nuestro país. En esta ocasión, el test pertenece a la edición de febrero de 1962 de Revista Parabrisas. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Al encarar el Road Test del Prinz 111 de N.S.U., fabricado en nuestro país por Autoar, Primera Fábrica Argentina de Automóviles, lo primero que resulta evidente al usar el coche es que ha sido concebido con un neto sentido deportivo; la frase que usaron nuestros testers fue: "éste es un auto de carrera", y si bien no es para tanto, se destaca claramente que para aprovechar las virtudes de este auto conviene conocer y practicar el arte de la conducción ágil.

El motor, por ejemplo, no empieza prácticamente a producir potencia hasta aproximadamente 3.500 rpm, lo que en términos prácticos significa que no se puede andar cómodamente abajo de los 60 Km/h en cuarta; en la ciudad, se circulará casi siempre en 2da y 3era salvo en las avenidas de tránsito abierto.

La caja de velocidades es excelente, y las cuatro marchas para adelante son sincronizadas, lo que resulta muy necesario, ya que es frecuente el caso de recurrir a la primera abajo de los 20 Km/h.

Aparte de la condición marcadamente "nerviosa" del motor, que necesita estar constantemente embalado (en rpm) para funcionar eficazmente, encontramos evidencias de su sentido deportivo y de sus repetidos triunfos en los Grandes Premios Standard en sus extraordinarios frenos y estabilidad. En relación con su performance, difícilmente pueda haber otro coche más seguro que este; durante el viaje que forma parte de nuestro test, tuvimos una prueba espectacular al poder correr a 80 Km/h bajo una lluvia torrencial y un viento con fuerza de ciclón que atravesaba furiosamente el camino.

El viraje del Prinz es también extraordinario; basta llegar a la curva a cualquier velocidad y torcer el volante para que el coche doble sin derrapar y sin ningún otro problema. Debe haber algún límite en que el NSU empieza a irse en las curvas, pero no aconsejamos a nadie que lo busque, pues es tan neutral su dirección que seguramente, llegado a ese límite que está muy lejos, es probable que despegue con las cuatro ruedas y sea difícil retomar el dominio de la máquina.

NSU Prinz

Los frenos son también superlativos; el auto frena en distancias muy cortas, y su estabilidad bajo frenadas reiteradas es también muy buena. Tuvimos que repetir nuestra prueba por un defecto en la bomba accionadora del stop, que anuló imprevistamente el sistema de frenos; este es un defecto muy grave, pero la fábrica nos ha asegurado formalmente que nunca habían tenido ese problema antes.

En el andar de ruta es verdaderamente notable lo que hace el NSU; con solamente 600 cm3 fuimos y vinimos de Miramar andando a 90 Km/h sostenidos sin ningún problema, y de haber querido exigir más al coche, podríamos haber aumentado ese crucero en 10 Km/h y tampoco habríamos tenido problemas.

La carrocería

Todas las rosas tienen espinas, y este coche las tiene en lo que se refiere a la terminación y los detalles de la carrocería, que es un aspecto bastante negativo. La terminación no es superior, y muchos detalles no están bien estudiados. Por ejemplo, los ventiletes delanteros no se quedan en posición abierta y prácticamente carecen de utilidad. La terminación de las puertas es rudimentaria, con paneles de material plástico que se cae (pero dice alguien, también pueden quitarse muy fácilmente para correr).

En las dos puertas hay unos bolsillos de chapa, que son muy amplios y cómodos, si bien no se caracterizan por su elegancia. La gaveta es también amplia y cómoda; lástima que la tapa resultó muy dura para abrir. Los vidrios traseros son fijos, excluyendo dos ventiletes (uno de cada lado) rectangulares; éstos son muy eficaces en la ventilación, pero se cayeron los vidrios, afortunadamente sin romperse.

Los asientos son muy cómodos, como lo es la posición de manejo. y tienen buen recorrido longitudinal; algunos Prinz vienen con asientos anatómicos tipo "bucket", que son muy lindos. El nuestro tenía asientos comunes que estaban revestidos con funda de material plástico, que protege el tapizado pero resulta muy incómodo en verano porque induce a mucha transpiración.

NSU Prinz

El asiento trasero es muy pequeño y escasamente resulta adecuado para dos mayores, siempre que no sean muy altos. Las viseras parasol son adecuadas, pero tienden a caerse adoptando la posición vertical, cosa que resulta muy molesta en la conducción. La carrocería es liviana, poco insonorizada y con poca aislación térmica; en verano el Prinz es caluroso.

Los controles

Son en general muy buenos. El volante tiene una posición inclinada "tipo ómnibus Mack", pero no resulta en absoluto molesta esa posición. La dirección es liviana y muy precisa. No retorna el volante.

Los pedales son pequeños, livianos y de fácil y cómodo accionamiento; el embrague es suave aunque de acción rápida. El acelerador tiene rodillo y es livianísimo. El pedal de freno es un poco más pesado, pero dista mucho de ser objetable. La palanca de freno de mano es cómoda; está ubicada entre los dos asientos delanteros. En "nuestro" Prinz, el freno estaba mal regulado.

Hay que clasificar con diez puntos a la palanquita que acciona las luces y la bocina. En su posición de reposo, con una presión para abajo se opera la guiñada, y una presión "para atrás" (vale decir, hacia el conductor) acciona la bocina. Las luces de carretera trabajan con una llave maestra en el tablero; tirándola hacia afuera y dejando la palanquita en posición de reposo, trabaja la luz media, y moviendo la palanquita para adelante, la luz larga. Vale decir, excepto cuando está puesta la luz larga, se puede hacer "guiñada (que siempre trabaja con faros largos) y tocar la bocina en cualquier momento.

Nuestra única sugerencia sería que colocaran la palanquita a la izquierda del volante en vez de la derecha, porque cuando se anda en ciudad de noche hay que tener una mano constantemente sobre la palanca de cambios, y entonces resulta incómodo hacer guiñadas. El señalador de viraje es cómodo, y las señales son muy luminosas, pero su accionamiento no se cancela automáticamente al girar el volante, cosa que encontramos bastante enojosa, porque siempre hay que acordarse de retornar la llave a posición cero.

NSU Prinz

El limpiaparabrisas es excelente; es rápido (72 barridas por minuto) y su superficie limpiada es también amplísima. (Claro para correr hace falta que el parabrisas esté limpio ...). Al ser eléctrico, su cadencia no es afectada por el motor. El lavaparabrisas es duro de accionar y hay que trabajar para que funcione.
Sobre el tablero hallamos una perilla para entrada de aire fresco complementada por dos orejas montadas sobre la salida de aire debajo del tablero.
Además, entre los asientos delanteros se halla una llave que regula la calefacción.

Esta es adecuada, al menos en una mañana fresca; por razones evidentes, no pudimos probarla en tiempo frío. No pudimos develar el misterio de la entrada de aire fresco, que soplaba tanto frío como caliente, al igual que el sátiro de la fábula de Esopo. Sobre el tablero hay un orificio para enchufar un encendedor u otro accesorio similar, pero el culote es de un tipo alemán (según una norma DIN), es decir, no tiene el culote "standard" de encendedor.

El baúl es de sorprendentes dimensiones por ser un auto tan chico, no es obstruido por el tanque de nafta que va debajo. La rueda de auxilio va en una cuna adelante de todo. No hay medidor de nafta, debiendo recurrirse a una vara de madera calibrada que se inserta en el tanque. El crique es cómodo y práctico. Además hay un espacio algo angosto, detrás del asiento trasero.

En la conducción

El arranque se hace girando la llave a la derecha; en una sola oportunidad tuvimos una oportunidad momentánea con al puesta en marcha del motor. La marcha atrás se hace forzando la palanca de cambios para abajo y llevándola izquierda adelante; las cuatro marchas para adelante siguen el diagrama convencional.

Embrague y acelerador son suaves y la dirección es excelente. El conductor observará que el Prinz tiene una agilidad notable en el tránsito y más aún, las características del motor exigen un manejo ágil.

NSU Prinz

No es, a nuestro juicio, un auto apropiado para novatos absolutos, en cambio es muy indicado para que un conductor de mediana habilidad mejore su manejo personal a grandes saltos. Hay que manejarlo, pero retribuye con creces cualquier conducción más o menos apropiada a sus prestaciones. Por cierto que difícilmente haya otro coche más adecuado para salir de algún apuro.

Sobre piso mojado anda igual que en lo seco, y se llega a colear, es fácilmente dominable con un golpe de volante. Durante la marcha el Prinz no es, por cierto, el más silencioso de los automóviles; el motor hace bastante ruido, porque trabaja acelerado y por el ruido característico de la turbina. La suspensión es dura, más bien diríamos deportiva, porque andando ligero empieza a funcionar como es debido, y por otra parte, la estabilidad del Prinz no se lograría con la suspensión mullida.

La visibilidad es excelente especialmente para atrás, debido en este caso a la curiosa conformación de los vidrios traseros, que no es muy elegante pero si muy práctica. Los faros son sumamente potentes; diríamos que lo son en forma inusitada para un auto chico. El motor es accesible y la verificación de aceite cómoda.
Durante el test no fue necesario agregarle agua al radiador. (Si, ya sabemos lo que está diciendo; el Prinz es enfriado a aire. Era una broma). ¿Seguimos?.

Conclusiones

El N.S.U. Prinz no es a nuestro juicio un automóvil para todos. Por de pronto, debería mejorar sensiblemente la presentación en general. La fábrica ha hecho especial hincapié en sus prestaciones deportivas, y no cabe duda que este es un pequeño automóvil Gran Turismo. Su estabilidad y sus frenos no tienen parangón entre coches de calle. Es también una herramienta ideal para viajes ligeros y económicos (300 Km con 20 litros a 90 Km/h). Es muy cómodo (adelante) y la suspensión trabaja muy bien cuando el coche va rápido.

En el tránsito no hay con que correrle a un Prinz bien manejado. Al mismo tiempo, no sirve para Escuela de choferes porque hay que manejarlo con reacciones rápidas y usando profusamente la palanca de cambios. Además la dirección no retorna cuando se suelta el volante.

Lo más "comprador" del Prinz es que a medida que uno anda con el coche, más simpático se torna mientras el conductor se da cuenta de la facilidad con que puede hacer cosas increíbles en el tránsito y en el camino sinuoso. Todos los factores de seguridad son de primera agua: dirección, estabilidad, visibilidad, frenos y faros. En todos los detalles se nota la orientación deportiva del Prinz.

En tren de zumbones, podríamos sugerir que al Prinz lo llamaran Prinzesan, porque tiene mucho de mujer bonita y orgullosa. Tiene caprichos y ñañas, y hay que adaptarse al auto y no viceversa. Es una máquina con irritantes defectos y maravillosas cualidades; hay que saberla conducir y hay que ir como quiere ella, pero una vez entrados en confianza jinete y cabalgadura, las posibilidades son limitadas únicamente por el sentido común. No es, decididamente, pan para todos, y su terminación debería mejorarse mucho, pero para manejar por el placer de manejar, el Prinz no tiene rival en su categoría.

OTROS DATOS

Motor: 0.6 dos cilindros y 30 CV

Transmisión: Manual de cuatro marchas

Velocidad máxima: 116,8 km/h

Aceleración 0-100 km/h: 35 segundos

Distancia de frenado a 100 km/h: 41,2 metros

Consumo en ruta a 80 km/h: 15,5 km/l

Consumo en ciudad: 12,1 km/l

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