Ya estamos cerca de las fiestas para recibir el nuevo año y también próximos a ese anhelado periodo de vacaciones que nos permitan disfrutar el tiempo libre, la familia y los amigos. En general, todo comienza con el viaje hacia el destino elegido y, por eso, a los que conducen su vehículo queremos comentarles algunos aspectos que pueden colaborar para que los traslados de ida y vuelta no compliquen la idea general de pasarla bien.
Los vehículos actuales están acostumbrándonos a realizar menos controles y a espaciar la frecuencia de acciones de mantenimiento pero, ante un viaje por las rutas, conviene variar un poco el concepto. En pocos minutos podremos realizar un chequeo que nos permita evitar sorpresas desagradables cuando ya estemos viajando.
Unos cuantos días antes de salir revisemos el estado y nivel de todos los líquidos, ya que el agua, el aceite y los refrigerantes son fundamentales para asegurar un funcionamiento del motor sin sobresaltos y, casi siempre a fin de año, los tenemos un poco olvidados.
En los vehículos con algunos años conviene observar el estado de todas las mangueras de agua y calefacción para verificar que no estén resecas o cuarteadas. También conviene controlar el nivel del depósito de líquido para los lavaparabrisas y el estado de las escobillas, ya que en los viajes en ruta es bastante frecuente tener que utilizar estos sistemas para mejorar la visibilidad, lo que redunda directamente en beneficio de la seguridad. Por último, en este sentido no olvide revisar los niveles del fluido de las cajas de dirección hidráulicas y del depósito de frenos.
Neumáticos y luces
Continuando con el chequeo conviene observar las cubiertas: verifique su estado. Son parte muy importante de su seguridad. Controle, no solamente la profundidad del dibujo, sino también el estado de las llantas y que todos los flancos estén en buenas condiciones y sin cortaduras. Una vez comprobado esto, conviene confirmar que estén correctamente balanceadas, ya que es importante que, a las distintas velocidades de circulación de un viaje en ruta, rueden sin vibrar. Muchos conductores no le dan importancia a este aspecto, porque desconocen el cansancio físico que se produce en un viaje largo por las vibraciones originadas en fallas del balanceo. También se genera un mayor desgaste, pueden romperse elementos mecánicos (rótulas, amortiguadores, etc.) y disminuye la eficiencia del contacto con el piso, lo cual va directamente en contra de la seguridad.
Finalmente, antes de iniciar el viaje, controle la presión de inflado: procure utilizar la que sugiere el fabricante, teniendo en cuenta la situación de carga del vehículo, para adaptar la presión de inflado a cada realidad, de acuerdo con lo que indica el manual de su automóvil.
En la mayoría de los autos actuales también podrá encontrar esta información en adhesivos colocados en la puerta delantera o en el marco, del lado del conductor. Preste atención a este detalle ya que, actualmente, ha variado mucho la presión de inflado habitual de los neumáticos de acuerdo con sus diversos tipos de construcción.
Verifique el correcto funcionamiento y alineación de todas las luces (de posición, altas, bajas, guiños, etc.). Recuerde que son importantes para que los demás conductores lo vean y para que usted realice las señales que les anticipen sus maniobras; además le permitirán tener la visión necesaria para circular con seguridad.
Más que una cargada
Cuando llegue el día de la partida, recuerde que no es conveniente viajar con el auto excesivamente cargado. Además del mayor esfuerzo de las suspensiones y las cubiertas, se modifica notablemente su comportamiento y seguridad ante cualquier maniobra exigente. Especialmente, no lleve cargas muy voluminosas o pesadas sobre el techo, pues producen mayor consumo de combustible, menor velocidad y capacidad de reacción, y un comportamiento brusco y peligroso en el andar del auto, ya que se modifica su baricentro. Por este mismo motivo, cuando cargue el baúl ubique todos los elementos más pesados en primer lugar (es decir, abajo y al fondo del compartimiento). De esta manera, los pesos importantes se mantienen más cercanos al centro del auto, y eso consigue una conducción más confiable. Finalmente, cuando esté por comenzar el viaje, asegúrese que usted y todos los pasajeros tengan correctamente colocado el cinturón de seguridad, y que los niños viajen atrás y con el asiento adecuado a su tamaño.
Tareas del conductor
Como idea general en este sentido, es conveniente habituarse a adoptar durante todo el trayecto una actitud de manejo preventiva. Los conductores no advierten que, en muchos casos, son ellos mismos los que crean situaciones de riesgo innecesarias de acuerdo con la realidad del camino y las condiciones en las que están circulando.
Es conveniente usar la mayor anticipación posible para todas las maniobras que piense realizar y, del mismo modo, circular atento a las acciones de los otros conductores, especialmente para evitar situaciones dudosas que puedan generar incertidumbre en cuanto a cómo proceder. Por las mismas razones es bueno comenzar las maniobras de sobrepaso únicamente cuando tenga la certeza de que podrá completarlas sin exigencias. Puede resultar muy difícil solucionar un error de cálculo cuando la maniobra ya esté iniciada.
En cuanto al ritmo de marcha, conviene circular a una velocidad en la cual se sienta cómodo, sin la sensación de que el auto o las circunstancias pueden superarlo en algún momento. La comodidad de la velocidad de circulación es muy variable según cada persona. Conviene reconocer y respetar los propios límites, y tratar de favorecer las maniobras de los demás conductores.
Independientemente de nuestro juicio de valor, no ayuda tratar de imponer lo que nos parezca adecuado. Posiblemente otro conductor cometa un error de cálculo o realice alguna maniobra incorrecta pero, en definitiva, es importante recordar que en la ruta cualquiera de los vehículos involucrados en un accidente sufre serias consecuencias.
Conviene mirar con frecuencia para atrás y fundamentalmente habituarse a que, antes de iniciar cualquier maniobra, primero debemos controlar lo que nos rodea y tener tiempo de hacer las señales correspondientes.
Por último, cuando llegue a la ciudad de destino después de andar muchas horas en la ruta, baje intencionalmente enseguida su velocidad de circulación durante varios minutos para que su organismo se adapte y entre en ritmo de ciudad. Si no lo hace notará que se encuentra circulando con naturalidad a velocidades elevadas para la urbe. Esto ocurre porque su organismo está adaptado a la velocidad de la ruta y demora algunos minutos de práctica activa en ajustarse a las menores velocidades.
En síntesis, con algunos pequeños ajustes es posible conseguir que los viajes sean seguros y confortables para confirmar el ansiado disfrute de los días de vacaciones.