Test: BMW 328i Sport

Ahora con cuatro cilindros, el naftero de la Serie 3 que llega a nuestro país muestra una renovación, que incluye tecnología, respuesta dinámica y un discreto mejoramiento del espacio interior. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Como parte de la tendencia al “downsizing” el 328 actual pasa a tener cuatro cilindros en lugar de seis, también en línea, como equipaban al 325 y al 330 (3,0 litros de 218 CV y 3,0 de 272 CV, respectivamente) de la anterior generación que llegaban aquí hasta hace muy poco. Ahora le alcanzan 2,0 litros y cuatro cilindros para colocarse en potencia entre medio de aquellos con 245 CV. Ese es uno de los cambios más importantes, junto a una silueta de diseño más agresivo, del que se destacan los nuevos faros delanteros, que se extienden hasta la parrilla, casi tocando los clásicos “riñones”.

Diseño

Además de algunas diferencias estéticas que están a la vista, esta sexta generación de la Serie 3 ofrece mejoras aerodinámicas y algunas diferencias en las dimensiones, tal como describimos en el test de la variante Diesel, en la edición de diciembre de 2012. Con respecto a aquel, más allá de la motorización, en este caso se adoptó la línea de equipamiento Sport Line que, como cuya denominación lo sugiere, presenta elementos estéticos que le dan un toque deportivo acentuado por apliques en rojo, como los que aparecen en el panel frontal, en las costuras de los tapizados y hasta en la misma llave de arranque. Con la adopción de materiales livianos y una evolución en la tecnología de desarrollo, la carrocería pesa ahora 35 kilogramos menos que la del que lo precedía.

Lea la nota completa en la edición de febrero (Nº 412) de la revista Parabrisas

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