Esta mañana, el vehículo fue extraído del subsuelo del Museo del Bicentenario y exhibido en los jardines situados detrás de la Casa de Gobierno. Luego, fue trasladado a los talleres de restauración del Museo del Automóvil de Buenos Aires, en donde será parte de un proceso de puesta en valor.
Lo llaman "el Cadillac de Perón", aunque el general jamás lo condujo. Sí utilizó otros modelos de la misma marca, pero nunca llegó a subirse a esta pieza descapotable, ya que fue derrocado antes de poder hacerlo.
Décadas más tarde, en 2015, el vehículo fue sometido a un proceso de restauración por decisión del entonces presidente Mauricio Macri. Si el equipo de ceremonial logra sortear algunos desafíos logísticos, es posible que Javier Milei lo utilice el próximo 10 de diciembre para su asunción.
Perón tenía una predilección por los Cadillacs. En la flota oficial de su primer gobierno destacaba la lujosa limusina de 1951, un obsequio de General Motors que también era utilizada con frecuencia por Evita. Equipado con un motor V8, transmisión automática de tres marchas y dirección asistida, el vehículo se mantuvo en excelente estado a lo largo del tiempo.
En 2016, fue subastado en Inglaterra por 123.500 dólares. Sin embargo, el Cadillac más icónico vinculado a su figura es el descapotable con motor V8 de 5424 centímetros cúbicos, 250 caballos de fuerza y caja automática Hydra-Matic de cuatro velocidades. Perón lo encargó en 1955, pero no llegó a utilizarlo: en septiembre de ese año, fue expulsado del poder.
Cuando regresó del exilio, la tendencia había cambiado y los autos blindados se convirtieron en prioridad, como el Ford Fairlane '72 que lo recibió en Ezeiza.
El Cadillac descapotable fue aprovechado por diversos presidentes, tanto de facto como democráticos: Arturo Frondizi, Arturo Illia, Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Fernando de la Rúa lo utilizaron en distintos momentos, ya sea en ceremonias de asunción o en eventos como la tradicional vuelta en la pista de la Sociedad Rural de Palermo. En 2018, durante la gestión de Mauricio Macri, el entonces secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, denunció el abandono en el que se encontraba el vehículo y lo tomó como un símbolo del deterioro generalizado del país.
Según explicó, el Cadillac había permanecido arrumbado en un depósito de la residencia de Olivos hasta que fue recuperado y restaurado para ser exhibido en el museo de la Casa Rosada. Se reemplazaron el carburador, el alternador y todo el sistema de correas, mangueras y cables, mientras que el radiador original pudo ser conservado. También se renovaron los tapizados respetando su diseño original.
El Cadillac ’55 modelo 67X, serie 62, sigue formando parte de la flota oficial y continúa deslumbrando por su avanzado equipamiento para la época: motor V8, velocidad máxima de 180 km/h y elevavidrios eléctricos. A pesar de sus casi siete décadas de existencia, ha recorrido menos de 18.000 kilómetros.
Aunque se suponía que su uso estaba reservado a presidentes argentinos, una excepción ocurrió en 2006, cuando Hugo Chávez, acompañado por Julio De Vido, tuvo la oportunidad de conducirlo dentro de la residencia de Olivos durante una visita a Néstor Kirchner.
En los últimos años, el Cadillac dejó de ser el vehículo elegido para las ceremonias de asunción presidencial. En 2015, Macri ingresó a la Casa Rosada asomado por el techo corredizo de un Volkswagen Touareg junto a Juliana Awada, mientras que en 2019, Alberto Fernández llegó manejando su propio Toyota Corolla.
Previo a su asunción, se rumoreaba que el 10 de diciembre de 2023 Javier Milei se subiría a bordo del Cadillac en cuestión. Sin embargo, el vehículo elegido fue un Mercedes-Benz CLK Convertible.
Luego de 70 años, ¿podremos ver al mítico Cadillac descapotable en actos oficiales con el Presidente de la Nación a bordo?