Más impuestos internos: los importadores no están de acuerdo

Ernesto Cavicchioli, secretario de CIDOA, expone su posición frente al nuevo ajuste del gravamen. Modelos menos equipados e incertidumbre para fin de año. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

En la Argentina los autos son carísimos, de eso no hay duda. Pero ese valor no es el resultado de un capricho de las marcas que, en su insaciable necesidad de ganar dinero, elevan los precios descaradamente. Sucede que, como en otros rubros, el sector automotor tiene un socio obligado, el Estado: por cada cien pesos del valor de un vehículo, 55 corresponden a impuestos. Pero, como si con eso no alcanzara, cada tanto ese socio ajusta su participación de manera compulsiva y siempre para arriba.

Más impuestos internos: los importadores no están de acuerdo

En ese sentido, el reciente incremento de las escalas del llamado “Impuesto al Lujo” aparece como un ejemplo. Con la modificación la lista de modelos que califican en esa categoría se hace mucho más extensa lo cual representa un problema tanto para los potenciales compradores como para los vendedores.

Por supuesto, esta medida generó indignación en las partes involucradas, especialmente entre los importadores de automotores que ya pagan un impuesto del 35 por ciento por su condición de modelos de extrazona.

Ernesto Cavicchioli es uno de los empresarios que siempre hace sonar su voz cuando se lanza una medida de este tipo. En esta oportunidad el secretario de la Cámara de Importadores y Distribuidores Oficiales de Automotores (CIDOA) elaboró un texto en el cual hace un análisis del impacto que las nuevas escalas del impuesto al lujo van a tener en el merado nacional.    

A continuación el texto de Cavicchioli.

Este impuesto ya afecta a las versiones más equipadas del segmento SUV B Mercosur y a los sedanes del segmento C del Mercosur y también de México.

Este sería el criterio de "lujo" según los que deciden sobre este tributo.

Más impuestos internos: los importadores no están de acuerdo

Es probablemente por este motivo que Honda HR-V lo paga en su versión EXL y que Volkswagen discontinuó la versión Hero del T-Cross. Lo mismo podría pasar con Chevrolet Tracker Premier y Toyota Corolla SEG y otros. Así el mercado pierde versiones o las mismas son “desequipadas” para evitar pagar el impuesto.

Desde el punto de vista del consumidor no tiene sentido pagar un 25 por ciento del valor del modelo solo por algún equipamiento extra, y ni hablar de un 53,8 por ciento de la segunda escala.

Tengamos en cuenta que cuando se reinstaló el impuesto en 2008 impactaba en vehículos de 61.000 dólares con un 11 por ciento de tasa efectiva. Es una cuestión de criterios definir qué es y qué no es lujo o alta gama, pero está claro que un auto de 61.000 dólares es completamente distinto a uno de 25.000 dólares. Además, se pagaba un "encarecimiento" del 11 por ciento contra el 25 por ciento actual.

La tasa de estadística que forma parte del cálculo era de 0,5 por ciento y hoy es del 3 por ciento (600 por ciento de aumento).

Esta nueva base afectará a vehículos importados con precio al público de 25.800 dólares con un 25 por ciento de tasa efectiva que, de seguir el ritmo actual de devaluación diaria, terminará impactando en noviembre a autos de 23.500 dólares antes de la nueva actualización a partir de diciembre de 2020 (considerando una devaluación del 3 por ciento mensual como la que lleva a cabo el BCRA).

La segunda escala, por otro lado, impacta con un 53,85 por ciento en vehículos de más de 59.700

Para entender mejor debemos considerar también otros datos como la inflación y el tipo de cambio. Por ejemplo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue del 15,8 por ciento en el acumulado a julio de 2020, mientras que el índice de Precios Internos al Por Mayor (IPIM) en los automóviles, fue en ese mismo lapso, del 15,6 por ciento, mientras que la devaluación de enero a julio de 2020 acumula un 21 por ciento y un 23,8 por ciento si medimos hasta agosto.

Sin embargo la actualización de la base del impuesto interno va usando valores de IPIM desde enero pero actualiza la base con dos meses de demora.

Es decir que a septiembre hubo solo dos ajustes, el primero del 4,9 por ciento en junio y el actual, de 6,4 por ciento. Esto implica que la base se actualizó un 12 por ciento cuando la devaluación hasta agosto fue del 24 por ciento.

Conclusión: se actualizó solo el 50 por ciento de la devaluación, motivo por el cual cada vez afecta a más modelos y versiones.

Los efectos son los mismos de siempre: distorsiones en el mercado, falta de variedad de modelos, pérdida de equipamiento de seguridad y confort.

Los consumidores, además, pagan impuestos sobre impuestos, ya que inscripción inicial y patente se calculan no sobre el precio FOB (valor de un producto –un auto en este caso- listo para ser transportado) sino sobre el precio al público que incluye el impuesto interno. Lo mismo vale para los seguros y para el cálculo de bienes personales.

La base de la primera escala es hoy menor aún a la que había en el peor momento de los impuestos internos (2014/2015).

Recordemos que este impuesto fue suspendido entre 2001 y 2007 debido a la crisis económica y la caída de ventas. Ambas condiciones se dan también hoy en día pero el impuesto se mantiene cuando lo esperable es que sea suspendido como lo fue en esos años.

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