Este mes se celebran los 10 años del McLaren P1, considerado como "el mejor auto para conducir en ruta y en circuito". Este innovador hypercar híbrido de altas prestaciones fue presentado en su versión final de producción en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 2013.
El nombre tiene su origen en las carreras de Gran Premio, ya que "P1" indica el primer lugar en la grilla de partida, aunque su denominación también fue heredada del McLaren F1, legendario superdeportivo conocido inicialmente como Proyecto 1, o P1.
A los pocos meses del lanzamiento del McLaren P1, ya se habían agotado las 375 unidades puestas en venta por la automotriz británica. Todas fueron ensambladas a mano por un equipo de 82 técnicos en el Centro de Producción de la compañía en Woking, Inglaterra. De principio a fin, el montaje de cada auto duró 17 días.
El último ejemplar reservado por un cliente se terminó de fabricar en diciembre de 2015; estaba pintado en un llamativo naranja nacarado, un color obtenido a través de un proceso de tintado exclusivo que también pudo apreciarse en otros modelos de la marca como el Volcano Orange.
El P1 está equipado con un motor V8 M838TQ de 3,8 litros y doble turbocompresor que genera 737 CV y se asocia un motor eléctrico aligerado que produce 179 CV para entregar una potencia total de 916 CV. Con esta combinación, se obtuvieron unos registros que siguen siendo asombrosos una década más tarde de su estreno: una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, de 0 a 200 km/h en 6,8 segundos y de 0 a 300 km/h en 16,5 segundos, 5,5 segundos más rápido que el icónico McLaren F1.
Si bien una velocidad máxima de 350 km/h aumentó el atractivo y la reputación del heredero del F1, fue la respuesta inmediata del acelerador y el par motor lo que demostró de manera contundente que la electrificación podía mejorar efectivamente los modernos sistemas de propulsión turboalimentados.
Más allá de las tecnologías vanguardistas en materia de propulsión híbrida, el modelo se caracteriza por una innovadora estructura en fibra de carbono, y una aerodinámica de avanzada inspirada en la Fórmula 1.
El monocasco de fibra de carbono MonoCage con techo que constituye el núcleo del McLaren P1 es un desarrollo de la estructura MonoCell utilizada en el McLaren 12C y la clave para optimizar la masa en un vehículo con un peso mínimo en seco de apenas 1.395 kilogramos (el peso DIN era de 1.490 kg).
La utilización de materiales livianos también es posible observar en otros elementos del P1, como las distintas partes de la carrocería, la batería híbrida, de tan sólo 96 kg, el escape de Inconel estilo Fórmula 1 de 17 kg y los cristales. En pos de una reducción del peso, el vehículo carece de alfombrillas -se consideraron innecesariamente pesadas- y de insonorización.
A fin de mejorar la aerodinámica, el superdeportivo cuenta con gran alerón trasero que se ajusta automáticamente. Puede extenderse hacia atrás hasta 300 milímetros en pista y 120 mm en el camino. En el diseño del P1 se integró un sistema DRS (Drag Reduction System) para reducir la carga aerodinámica y aumentar la velocidad en recta, lo que se consigue mediante la inclinación del alerón trasero, en lugar de utilizar un alerón abatible.
En el modo Race, el P1 baja 50 mm y los muelles se endurecen un 300%, permitiendo tomar las curvas a más de 2 G. Los discos cerámicos de carbono recubiertos de carburo de silicio hacen que frene desde 100 km/h en 30,2 metros.
El diámetro del volante del P1 es tan preciso técnicamente como el utilizado por los pilotos de competición de McLaren: los manillares se modelaron en un sistema CAD durante el desarrollo y se escanearon para producir una réplica exacta.
Como precursor de la electrificación como forma de mejorar la conducción, el emblemático modelo cambió la percepción de la tecnología e inspiró el superdeportivo Artura, el primer híbrido enchufable de la firma fundada por Bruce McLaren.