Fordzilla, el equipo de eSports de Ford, presentó el Team Fordzilla P1, un modelo a tamaño natural de su futurista auto de carreras. Una de las curiosidades de este hypercar que pasó del mundo virtual al real gracias al trabajo conjunto entre el fabricante y jugadores, es que todavía no forma parte de videojuego alguno.
El proyecto de este innovador automóvil de competición empezó en marzo de este año, cuando se les pidió a los gamers que eligieran a través de Twitter todas las características del auto, incluidos el diseño del habitáculo, la configuración de las butacas y la posición del motor. Participaron de la votación casi un cuarto de millón de fans.
Mientras que el exterior fue concebido por Arturo Ariño, el interior es una creación de Robert Engelmann, también diseñador de la marca del óvalo.
El Team Fordzilla P1 mide 4,73 metros de largo, 2 m de ancho y 895 centímetros de alto, y está construido alrededor de una estructura monocasco parcialmente cubierta con una cúpula completamente transparente, tipo avión de caza, que protege al piloto y al copiloto.
El exterior es una combinación de una parte delantera elegante similar a un GT con guardabarros esculpidos y paneles laterales de la carrocería extremadamente afilados, con una forma llamativa y elementos flotantes que conectan visualmente la cabina con las ruedas traseras. La parte trasera está totalmente descubierta y rinde homenaje a la aerodinámica y a los autos de competición modernos.
En cuanto al cockpit, dispone de luces led que permiten al piloto y al copiloto estar al tanto del estado de la pista, en su campo de visión periférico. Además, una pantalla integrada en el volante permite el intercambio de datos en directo con el equipo ubicado en boxes. Toda la cabina está diseñada para ayudar al piloto a minimizar cualquier forma de distracción durante la carrera y aumentar el placer de conducir.
Debido a la pandemia de coronavirus, el automóvil fue diseñado por computadora por un equipo distribuido en cinco países diferentes, que trabajó de forma remota y jamás se reunió. A pesar de estos inconvenientes, fue construido en apenas siete semanas, menos de la mitad del tiempo que normalmente tomaría.
