Todo comenzó hace 17 años, cuando este pequeño hizo su presentación en el salón del automóvil de Ginebra de 1994 como “Concept Car”. Dos años más tarde se inició su producción en España como modelo de serie para el Viejo continente y en 1997 llegó a nuestro país, proveniente de Brasil, donde se fabrica. Desde entonces, este compacto, que actualmente se produce sobre la plataforma del Fiesta One, siempre supo encontrar la fórmula para mantenerse vigente y ser la apuesta de Ford para un público joven, que no sólo gusta de la apariencia sino también del pragmatismo de un auto para la ciudad. En nuestro país se ofrece con dos motorizaciones: 1.0 de 63 CV y 1.6 de 95 CV. La elegida para esta nota es la variante tope de gama del motor de 1.597 cm3.
Diseño *** y ½
Respecto de la generación anterior los cambios no son radicales, aunque le bastan para estar aggiornado a las exigencias de su segmento. Mantiene las mismas dimensiones que el modelo anterior: mide 3.836 mm de largo, 1.420 de alto y 1.641 de ancho. El diseño exterior ahora presenta un nuevo conjunto delantero (muy similar al del Fiesta One), donde se destaca su nueva grilla y los paragolpes trapezoidales. La toma de aire fue reemplazada por una con estética más juvenil, mientras que las ópticas delanteras con terminaciones en color oscuro, los faros traseros transparentes y las molduras laterales color carrocería le confieren un “look” más moderno. Por dentro, sigue manteniendo la misma apariencia. Sólo se rediseñó levemente la gráfica e iluminación del tablero y los colores y textura del tapizado. En tanto, el volante es más parecido al de la primera generación del Ka, con el centro redondeado, mientras que el pomo de la selectora de cambios es más agradable.
Lea el resto de esta nota en la edición de octubre de 2011 de Revista Parabrisas
