El motor de un vehículo es su corazón, la pieza clave. Pero, como sucede en el cuerpo humano, para que el órgano principal funcione bien, hay que cuidarlo: si no lo atendemos debidamente y lo esforzamos demasiado, puede sufrir un infarto: igual que el corazón, el motor de un auto se puede romper.
El primer consejo es seguir siempre las indicaciones de fabricante. Él conoce el motor mejor que nadie y, por lo tanto, es la palabra autorizada para mantenerlo en condiciones.
Lee también: Consejos para manejar largas horas en ruta
Este tip tiene varias aristas. Una de ellas es “mantener los parámetros de fábrica”, es decir, evitar a toda costa hacer modificaciones de cualquier tipo, por ejemplo, “chipear” la ECU (Unidad Electrónica de Control), reemplazar el filtro de aire original por uno deportivo (conocidos como “cónicos”) o cualquier otro cambio por el estilo.
Revisar periódicamente los niveles y el estado de los fluidos que se ocupan de cuidar al motor es fundamental. Si el motor es el corazón de nuestro auto, pues el refrigerante y el lubricante son la sangre. Siempre hay que utilizar los recomendados en el manual del propietario y reemplazarlos según los plazos allí consignados.
Lee también: Motores modernos: claves para entender la era modular
Lo mismo sucede con los filtros, que se deben cambiar cuando el manual lo indica: si no los reemplazamos, la suciedad del ambiente (filtro de aire) y las impurezas que pudieran aparecer en el tanque de combustible (filtro de combustible) podrían llegar hasta el motor y dañarlo severamente.
Aquí abrimos un paréntesis para hablar de los motores Diesel modernos. Muchos de los nuevos propulsores gasoleros están equipados con un filtro de partículas Diesel (FAP) que se ocupa de retener las partículas nocivas. Cuando el FAP llega al límite de su capacidad filtrante, la central electrónica del vehículo pone en funcionamiento automáticamente un proceso de regeneración (en el tablero aparece una indicación específica) a través del cual se limpia el filtro. Hay que estar atento a este reciclado del filtro para asegurarnos de que efectivamente el sistema lo realice o si tenemos que hacerlo nosotros. En ese caso, tendremos que salir a la ruta para circular durante unos cuantos minutos a velocidad elevada (siempre dentro de los límites legales) para que se genere la limpieza del FAP.
Lee también: 5 tips para cuidar el filtro de partículas Diesel
Controlar también el estadio de las bujías cada 20.000 kilómetros, aproximadamente, es clave para garantizar una combustión ideal y, por ende, mantener en perfectas condiciones la cámara de combustión, la cabeza del pistón, los aros y las válvulas. Sumamos en este punto el tipo de combustible a utilizar: los fabricantes recomiendan el ideal para sus motores, indicación que aparece tanto en el manual como en la parte interna de la tapa del tanque de combustible.
Esperar que el motor llegue a la temperatura de trabajo ya no es necesario en los autos modernos, aunque sí es recomendable no acelerar exageradamente durante los primeros minutos de uso del vehículo, de manera tal de darle tiempo al lubricante para recorrer las zonas que deba proteger. Del mismo modo es necesario esperar unos pocos minutos antes de detener la marcha de nuestro motor luego de un largo recorrido (especialmente aquellos equipados con turbo) para darle tiempo al aceite a que baje un poco la temperatura y así evitar posibles daños.
Revisar la tensión de las correar o cadena de distribución puede prevenir daños en las piezas que mueven, desperfecto que podría causar daños futuros en el propulsor.
Finalmente, mantener limpio el motor ayuda a evitar que la suciedad que llega hasta él no se afiance generando con el paso del tiempo un foco de contaminación y óxido.