Qué hay que chequear al comprar un auto eléctrico usado

¿Se controla lo mismo que en un vehículo a combustión? ¿Es más o menos complicado? La propulsión alternativa propone nuevos desafíos, también para unidades de segunda mano. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Aunque parezca que nos estamos preocupando por adelantado, más temprano que tarde lo usuarios locales de automóviles empezarán a comprar vehículos eléctricos. La idea de los responsables de las terminales es impulsar la venta de este tipo de unidades hasta completar el total del parque automotor. Eso, por supuesto, implica un proceso de paulatino cambio no solo de las unidades sino también de las costumbres, entre ellas, las que afectan a los modelos de segunda mano.

El razonamiento es elemental: cuantos más autos eléctricos salgan al mercado y más clientes los compren, más comunes se volverán, con todo lo que eso implica, incluyendo, por supuesto, la reventa.

Qué hay que chequear al comprar un auto eléctrico usado
La batería es el punto clave de los autos eléctricos.

Como es obvio suponer, la Argentina “está en pañales” en este tema, pero Alemania no. La plataforma germana mobile.de, por ejemplo, informa que la cifra de autos eléctricos usados casi se duplicó con respecto al año anterior en ese país. 

En general, los vehículos no sólo tienen menos tiempo de exposición y encuentran más rápidamente un nuevo dueño. “Sino que actualmente en el mercado de usados podemos observar precios relativamente estables para los vehículos eléctricos”, dice Andreas Radics de la consultora Berylls, y cita análisis según los cuales los modelos de este tipo tendrán en los próximos años menos pérdida de valor que los de motor de combustión.

De todas maneras, parece que a la corta o a la larga el mercado de los eléctricos usados se encaminará a pérdidas de valor similares a las de los autos convencionales. Por supuesto, estas consideraciones también son aplicables a los vehículos híbridos.

Qué hay que chequear al comprar un auto eléctrico usado
Los especialistas recomiendan chequear la carga y también el desgaste de la batería.

La batería: el talón de Aquiles
Cuando revisamos un auto con motor de combustión podemos tener una primera impresión a simple vista. Si emite humo de determinado color por el escape, si aparecen gases en la zona baja o la varilla del aceite o si genera ruidos extraños estamos frente a evidencia inequívoca de problemas. 

Pero en un vehículo eléctrico la clave es la batería, elemento que no se manifiesta con señales como las de un motor de combustión. 

Como en el caso de las baterías de los teléfonos móviles, con la vida útil van perdiendo en rendimiento. “Y uno no puede echar un vistazo adentro”, dice Hans-Georg Marmit de la compañía de expertos KÜS.
Por eso recomienda hacer una prueba que es, por lo menos, engorrosa: ”Cargarla totalmente y luego agotarla del todo para ver su alcance y así poder compararlo con el valor que prometió el fabricante”. Y como si eso no fuera lo suficientemente complejo, también sugiere probar las diferentes posibilidades de carga.

El llamado “state of health”, o sea, el estado de salud de la batería, va siendo analizado y guardado por la electrónica del vehículo individualmente y el fabricante puede leer estos valores, dice Marmit. “Uno debería pedir este protocolo sí o sí al vendedor”.

Pero, en el caso de una venta entre particulares, es difícil acceder a estos datos, aún cuando el revendedor asegure que puede descifrar estos protocolos.

Como todo esto supone un despliegue que sólo muy pocos compradores y vendedores están dispuestos a encarar, Maarten Baljet tiene otro consejo: comprador y vendedor deberían acordar una garantía respecto de un rendimiento mínimo de la batería, para evitar circunstancias imprevisibles y generar seguridad, dice el gerente de BF Analytics.

Qué hay que chequear al comprar un auto eléctrico usado
El sistema de propulsión del Nissan Leaf, ciento por ciento eléctrico.

¿Qué pasa con la garantía de la batería?
Dadas todas las circunstancias imprevisibles que pueden presentarse, los fabricantes ofrecen garantías propias para las baterías, que tienen otra duración y otras prestaciones que en el vehículo y que difieren bastante.

Y hay fabricantes que venden el auto pero la batería se alquila (esta modalidad no existe hoy en Argentina). Según Marmit, quien quiera comprar un auto usado con batería alquilada, debe revisar aún más papeles y estudiar bien cómo hacerse con el contrato.

Si con los autos usados convencionales uno acepta al comprarlo que deberá hacer alguna reparación, en el caso de los eléctricos, al menos en lo que a la batería se refiere, no hay que ceder en nada.

Y es que incluso cambiar todo el motor a un auto usado puede ser una ganga en comparación con lo que sale una batería nueva. Técnicamente es posible en la mayoría de los autos, pero económicamente no tiene sentido: “Son sumas de cinco cifras”, asegura Radics.

No hay que olvidar lo clásico
Mientras la batería es una gran incógnita, por lo demás los autos eléctricos tienen destacados beneficios. “El desgaste de los componentes mecánicos es mucho menor que en el caso de un vehículo a nafta o a Diesel”, dice Dieter Fess, experto de BF Forecast, y elogia sobre todo los frenos, por el hecho de que gracias al sistema de recuperación de energía son usados menos asiduamente. 

También se recomienda la habitual revisión general, sostiene Marmit: “El desgaste, la corrosión, los daños por accidentes y las faltas en el cuaderno de mantenimiento son independientes del motor”.

Con material de dpa

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