Furia amarilla

TEST. Sorprende por su respuesta contundente, aunque se deja manejar con relativa facilidad. Utiliza un motor turbo de 250 CV y un chasis muy equilibrado para responder a las exigencias deportivas. Marca su condición de modelo singular el precio elevado. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Todos los colores tienen su significado, aunque no necesariamente esa definición es siempre la misma. Cada rubro tiene su acepción. El amarillo, por ejemplo, representa según algunas teorías psicológicas, un alivio de la fatiga, cuestiones agobiantes o inhibidoras, mientras que la astrología lo relaciona con la felicidad, el lujo y la inteligencia. Del mismo modo, en determinadas culturas ese tono va asociado con el luto o la mala fortuna.

Pero en el universo automotor el color amarillo representa poder, carácter deportivo, altas prestaciones... por lo menos en la concepción de Renault.

El nuevo Mégane III RS hace gala de esa condición y refuerza el concepto con prestaciones a la altura de su estirpe. Es un uno de los más recientes desarrollos de Renault Sport, división especializada en la preparación de versiones especiales.

Este modelo ingresa en un segmento en cual la marca francesa no tenía un exponente actualizado. Y lo hace con sólidos argumentos: motor turbo de 250 CV, chasis deportivo y frenos Brembo complementado por elementos específicos tales como, por ejemplo, las butacas de competición Recaro. Además, dispone de un sistema de ESP de tres etapas que se puede desconectar por completo para realizar una conducción deportiva.

Lógicamente, ese paquete tiene su precio. El Mégane RS se vende en la Argentina en una única opción en 49.000 dólares, valor que lo ubica en una escala en la que aparecen productos del segmento premium.

Diseño

La carrocería de tres puertas toma la base del Mégane III hatchback sobre la que se ha realizado un trabajo específico que le otorga al RS un estilo netamente deportivo. Se destacan los laterales con spoilers instalados en las puertas, sobre la línea de los zócalos, el pequeño alerón en la parte superior del portón trasero y una trompa muy llamativa con luces diurnas de led. Además, aparecen  otros elementos que acentúan su carácter, tales como, por ejemplo, los deflectores inferiores que aparecen en los bajos del sector posterior, el mismo lugar en el que va instalada una salida de escape en posición central.

El despeje no es el más adecuado para las calles de nuestra ciudad, mientras que la luneta es pequeña.

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