¿Cuánto consumía la Renault Fuego?

Recordamos una nota realizada en febrero de 1988 para saber acerca del consumo de la coupé de la marca del rombo. Galería de fotos

Redacción Parabrisas

Aunque parezca mentira, entre usted, señor correcto que maneja con soltura y ritmo en el tránsito y los "tiracambios" picadores de semáforos, hay una diferencia que al cabo del año equivalen a 800 litros de combustible. Ellos castigan el motor, desgastan prematuramente las pastillas de freno, mortifican la transmisión, el embrague y gastan más caucho. En esta nota, descubrirá lo poco que se gana y lo mucho que se ahorra ... además de la seguridad.

Cualquier automovilista que se precie, está al tanto del consumo de su auto. Interminables charlas de café donde se discute qué auto gasta más, que tal otro es muy bueno pero te liquida con la nafta y mil otras afirmaciones, que en algunos casos se ajustan a la realidad y en otros se parecen más a argumentos cómicos qué a observaciones técnicas.

Pero hay un punto en el que muy pocos reparan: la forma de manejar. Hay quienes conducen de un modo poco amigable para con el presupuesto. Son aquellos que pueden verse en cualquier avenida de Buenos Aires, que pasan como exhalación con el motor "enroscado" en vueltas, y que más adelante, uno se los encuentra en el siguiente semáforo.
Renault Fuego
Parabrisas realizó una prueba con el fin de sacar conclusiones con respecto al ahorro que el automovilista común puede realizar conduciendo correctamente y no como un "infradotado".

La prueba

Concretamente, consistió en lo siguiente: salimos a recorrer un circuito escogido por calles de la Capital Federal, y efectuamos dicho recorrido dos veces con diferentes estilos de manejo. Comparando tiempos, promedios de consumo y velocidad, sacamos nuestras conclusiones.

Partiendo de Carlos Pellegrini y Libertador, tomamos esta última hasta José Hernández, en el barrio de Belgrano. Doblamos por 11 de Septiembre, bajamos en Federico Lacroze para comenzar el regreso por Luis María Campos.

Desde allí seguimos por Santa Fe hasta Rojas, Reconquista, M. T. de Alvear, Esmeralda, Juncal para retomar luego Carlos Pellegrini hasta el punto de partida. Se recorrieron 18,9 kilómetros para completar la vuelta.
Renault Fuego
3.500 rpm: Un régimen lógico

En la primer salida anduvimos a un ritmo lógico. Es decir, el que nosotros consideramos coherente para el tránsito ciudadano. No pasamos las 3.500 vueltas. Utilizamos siempre la marcha en la que el motor del Renault-Fuego iba más "suelto".

Hasta nuestro primer punto de referencia (Lacroze y Luis M. Campos) empleamos un tiempo de 13 minutos. Pero esto no es lo realmente importante.

Para ese recorrido de 9,2 kilómetros, el consumo fue de 10,7 litros cada 100 km, lo que equivale a poco más de un litro cada 10 kilómetros a un promedio de velocidad de 37,5 km/h.

La segunda parte, bastante más lenta que la primera, nos insumió 24 minutos. El consumo aumentó notablemente en la zona céntrica de la ciudad. El promedio bajó a 29,4 km/h y el gasto de combustible ascendió a 12,1 litros.
Renault Fuego
Las bondades de la computadora de a bordo nos permitió sacar interesantes conclusiones. La más trascendente -sin duda la más notable—es la importancia del ritmo en el manejo. El ir rápido por tramos para luego estar detenido en los semáforos es contraproducente y que el gasto en las primeras tres marchas es muy superior

¿Cómo se explica esto?. Muy simple. El auto parte de cero tiene que vencer la inercia, algo que s traduce en un mayor esfuerzo del motor y el consiguiente mayor consumo. Para este trayecto y conduciendo del modo explicado, realizamos 93 cambios, de marcha.

5.500 rpm: "Tirando cambios"

Teniendo ya la primera referencia, la segunda parte de la prueba resultaría la más interesante. El estilo de manejo fue en esta segunda salida diametralmente opuesto al anterior. Los cambios se tiraron hasta 5.500 rpm y el motor estaba siempre en la marcha más baja es decir por encima de las 4.000 rpm.

En nuestro primer parcial utilizamos el mismo tiempo que en la prueba anterior, pero el comienzo aumentó notablemente. Mientras antes había sido de 10,7/100 km, en este caso había aumentado a 16,7 para idéntico recorrido. Una diferencia nada despreciable por cierto.

En la segunda parte del trayecto las diferencias de consumo se mantuvieron ya que necesitamos 17,6 1/100 km, contra los 12,1 de la prueba inicial. El tiempo final arrojo una diferencia de dos minutos a favor del segundo estilo de manejo, algo casi irrisorio si se tiene en cuenta que el tiempo utilizado para recorrer el trayecto fue de treinta y cinco minutos.

En este caso realizarnos 106 cambios de marchas (13 más que en la primera prueba) de los cuales un alto porcentaje fueron rebajes. Es decir que se utilizan menos cambios hacia arriba', pero en contrapartida se utilizan más hacia abajo.

Haciendo cuentas

Hasta ahora sólo hemos hablado en términos abstractos. Pasemos a referirnos en términos monetarios. De acuerdo a las conclusiones que pudimos extraer -calculadora mediante- entre una y otra forma de manejo existe una diferencia de consumo (como puede observarse en el recuadro que ilustra la nota) de 5,5 litros cada 100 kilómetros. Teniendo en cuenta que el uso promedio de un automóvil es de 1.200 kilómetros por mes, el ahorro pasa a ser de 66 litros mensuales:
multiplicado por la cantidad de meses se economizarán 792 litros por año.

Traduciendo a australes (tomando como precio de la nafta 1,76) el ahorro será de A 1.393,91 Para tener en cuenta ¿no? A todo esto hay que agregarle el esfuerzo que realizan otros elementos del auto (embrague, caja, semiejes, etc.) y la economía será aún mayor. Los "tiracambios" seguirán existiendo; pero si usted es una persona lógica, los entenderá cada vez menos. Los apurados, no siempre llegan antes.

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