Cada vez nos hacemos más dependientes de él, de eso no hay dudad. El GPS (especialmente los de las aplicaciones que se utilizan en los teléfonos celulares) es una herramienta casi adictiva: a muchos nos ha pasado que sabemos a dónde vamos pero, no obstante, utilizamos el navegador aunque sea solo para chequear el tiempo que vamos a demorar en hacer el recorrido o para elegir la ruta más conveniente.
Este dispositivo, cuya tecnología actual se popularizó a partir de mediados de la década de 1990, tiene un antecedente poco conocido: el navegador inventado por Ford en 1964.
El dispositivo creado por la marca de Detroit fue presentado en un concept bautizado Aurora, un modelo muy innovador pensado para un uso familiar que, entre otros elementos contaba con tres filas de asientos de ubicación “opuesta” a la que se accedía a través del portón trasero.
Y en el tablero, en la parte central, cerca de los comandos de la radio, aparecía el navegador de disposición vertical, tipo tablet, diríamos hoy.
Por supuesto, no funcionaba tomando las señales que le llegaban desde un satélite como los navegadores actuales, y no porque no existieran los satélites, ya que los rusos habían puesto en órbita el Sputnik en 1957.
Y si bien la función del navegador del Aurora era conocer dónde estaba posicionado, no utilizaba sistemas digitales, era completamente analógico: tenía un mapa situado en un visor instalado en el tablero, que se iba moviendo conforme el automóvil circulaba, mostrando así dónde se encontraba en cada momento.
A pesar del mérito que representa esta creación de Ford, es necesario reconocer que el sistema no era preciso y no se lanzó comercialmente.
