https://twitter.com/cortinale
https://www.instagram.com/alescortina/El avance de la electromovilidad en la industria automotriz parece ser inevitable a estas alturas: lo que hace algunos años parecía una lejana intensión para bajar las emisiones contaminantes, rápidamente se convirtió en un norte a seguir, sobre todo en los países más desarrollados cuyas políticas hacen foco en el cuidado del medio ambiente.
Básicos:
Velocidad máxima: 193,4 km/h / Potencia: 487 CV / Rendimiento promedio: 4,7 km/kWh / Precio: $ 118.750.000
Diseño/Aerodinámica (✭✭✭✭): Si bien no se trata del mismo auto, Ford supo reinterpretar al histórico Mustang con los cánones de la moda actual. La cabina está bien insonorizada.
Confort/Espacio interior (✭✭✭✭1/2): Calidad general destacada y generosa habitabilidad. Las butacas delanteras son muy cómodas.
Motor/Prestaciones: (✭✭✭✭1/2): La respuesta del propulsor eléctrico es excepcional y así lo demuestran sus prestaciones. Ofrece una de las mejores autonomías entre los eléctricos disponibles en la Argentina.
Los más: Prestaciones • Autonomía • Nivel de seguridad.
Equipamiento/Instrumental (✭✭✭✭1/2): Destacable dotación de confort y conectividad. La pantalla multimedia es inmensa y ofrece muchas funciones.
Suspensiones/Dirección (✭✭✭): El tren de rodaje es bastante áspero: en ruta se agradece, pero en ciudad atenta contra el confort de marcha. La dirección responde adecuadamente.
Los menos: Sin rueda de auxilio • Precio elevado • Despeje de la carrocería.
Transmisión/Caja (✭✭✭✭): Como en todo auto eléctrico, la respuesta es inmediata: en este caso acrecentada por los 487 CV.
Seguridad/ Frenos (✭✭✭✭✭): La dotación es inobjetable en este rubro y la respuesta de los frenos es sorprendente.
Precio/Garantía (✭✭): Su costo es muy elevado y el precio no incluye un cargador rápido de pared para domicilio.
Y eso, amigos, lógicamente supone una enorme grieta entre los automovilistas más tradicionales (popularmente conocidos como “petrolhead” o fierreros) y los que abrazan el avance tecnológico. Entre los clientes puristas de Ford, particularmente, la controversia se propagó cuando se dio a conocer al Mustang Mach-E, nada menos que el primer modelo ciento por ciento eléctrico de producción masiva de la marca estadounidense, que precisamente se vale del nombre del icónico muscle car nacido en los años 60.
Esta singular propuesta de Ford nacida como necesidad de hacerle frente a los modelos de Tesla en los Estados Unidos, unifica dos marcadas tendencias de la industria automotriz. Por un lado, la electrificación, y por otro, naturalmente, la creciente popularidad de los crossover y SUV en todos los segmentos del mercado: todo eso sin descuidar la cuota deportiva que amerita la referencia de llevar el emblemático logo del pony en la carrocería.
Entre dos mundos
Imaginamos que el desafío de reinventar un clásico de la talla del Mustang habrá demandado muchas charlas acaloradas entre los equipos de diseño e ingeniería en las oficinas de Detroit. Claramente, este Mustang Mach-E tiene cosas de aquel icónico modelo, pero no es un auténtico muscle car, y tampoco pretende serlo.
Su figura se debate entre la de un crossover o SUV de cinco puertas y pinceladas de cupé que sirven para imprimirle la necesaria cuota deportiva a una llamativa carrocería que mide 4,74 metros de largo, 1,93 m de ancho y 1,61 m de alto, y ofrece una generosa distancia entre ejes: 2,98 metros.
Como todo auto eléctrico, de frente llama la atención por la parrilla ciega que sobre una superficie tridimensional y brillosa luce el emblemático logo del Mustang. Esta pieza marida bien con el voluminoso capó y las modernas firmas lumínicas (full led), que se asemejan bastante a las del modelo a combustión.
Lateralmente se advierte un vehículo con marcada musculatura en la zona de los pasarruedas y las puertas: por cuestiones aerodinámicas, estas últimas no tienen picaportes; en su lugar aparece un botón oculto en el marco para la apertura y sólo las delanteras ofrecen un pequeño “cuernito” para tirar de las mismas.
El voladizo delantero es bastante corto y resaltan las enormes llantas de 20 pulgadas (con neumáticos en medida 245/45), mientras que la caída del techo sobre el parante C (tipo cupé) tiene la parte superior de color negro a tono con el techo, para que la superficie de la carrocería propiamente dicha resalte aún más el estilo fastback.
Las firmas lumínicas traseras con tres barras son muy agradables, y sobre el portón resalta la sigla GT, nomenclatura de esta versión, la más potente de la gama Mach-E en todo el mundo y la única disponible en la Argentina.
Familiar y tecnológico
Salvo por el logo del pony ubicado en el volante, puertas adentro este Mach-E nada tiene que ver con el Mustang convencional. Aquí queda claro que se trata de un vehículo orientado a la familia, con una fuerte cuota tecnológica. Una prueba de esto último es que el desbloqueo de puertas se puede realizar mediante el comando a distancia, el ya clásico teclado digital numérico ubicado en el parante de la puerta o bien desde el celular a través de la App Ford Pass, que contempla un sinfín de chequeos del vehículo.
Lo primero que destacamos al ingresar al habitáculo es la calidad de los materiales y las terminaciones. El moderno panel de a bordo combina plásticos de excelente manufactura con revestimientos de cuero, Alcántara y tela.
Sobre este se luce una pantalla multimedia tipo tablet de 15,5 pulgadas de excelente resolución (con sistema Sync4, conexión a internet y la posibilidad de descargar aplicaciones para diferentes funciones del vehículo), en la que se puede visualizar toda la información, y en la parte inferior dispone de un enorme comando manual giratorio que cuando se lo presiona cambia su funcionalidad entre el volumen de la radio y la ventilación del climatizador digital.
En contrapartida, el minimalista tablero de instrumentos (ciento por ciento digital) resulta un tanto básico en cuanto a la cantidad de información, y además no permite personalizarlo. La posición de manejo ideal se encuentra con mucha facilidad gracias a la doble regulación del volante (de excelente grip) y a la comodísima anatomía de las butacas delanteras (con diversos ajustes eléctricos y calefactables, la del conductor con tres memorias).
Tal como ocurre con los últimos modelos de Ford, la selectora de cambios se sirve del conocido comando giratorio Rotary Shifter, que si bien no es del agrado de todos los conductores, permite ganar mucho espacio en la consola central, donde además hay varios portaobjetos y un cargador inalámbrico para teléfonos celulares. En las plazas traseras hay espacio suficiente para que dos adultos viajen con total comodidad.
La pronunciada caía del techo no afecta la postura, mientras que el piso plano permite que todos puedan acomodar bien las piernas: un tercer pasajero ubicado en la plaza central gozará de la misma condición pero deberá lidiar con un asiento y un respaldo bastante duros. Este sector dispone de salida del aire acondicionado y doble toma USB (uno del tipo C).
Un aspecto llamativo de este modelo es que cuenta con un techo solar panorámico con revestimiento especial termo-reflector. Lo positivo de esta tecnología es que beneficia la sensación de amplitud dentro de la cabina, pero los días de mucho calor no llega a filtrar del todo la temperatura exterior y algún rayo de luz puede resultar molesto para los pasajeros.
Por tratarse de un auto eléctrico, este Mustang Mach-E dispone de dos baúles: uno delantero de 139 litros de capacidad (ubicado donde habitualmente está el motor) y otro trasero convencional, cuyos 402 litros de capacidad no hacen justicia a las dimensiones de la carrocería. Pero, sin dudas, el aspecto más negativo de este SUV eléctrico de Ford es que no cuenta con rueda de auxilio: en su lugar ofrece un compresor de emergencia.
En el nombre del Mustang
El Mach-E GT emplea dos motores eléctricos (uno en cada eje), que le permiten desarrollar de manera conjunta 358 kW de potencia (487 CV) y 860 Nm de par máximo (87,6 kgm), repartidos 40 por ciento adelante y 60 por ciento atrás, siendo la única versión de este modelo a nivel mundial con tracción integral.
Alimentado por un pack de baterías de iones de litio de 91 kWh de capacidad, de acuerdo con el ciclo de homologación WLTP (Worldwide Harmonized Light Vehicles Test Procedure), la autonomía de este vehículo es de 541 kilómetros. Este es, sin dudas, el apartado más sensible de la prueba, ya que durante nuestra experiencia al volante del Mach-E GT la estimación de la computadora de a bordo marcó 459 kilómetros con el 100 % de carga.
Sin embargo, en nuestras pruebas obtuvimos un consumo promedio de 21 kWh/100 km, es decir, un rendimiento en el orden de los 4,7 kilómetros por cada kWh. Si consideramos la capacidad máxima de las baterías (91 kWh), la autonomía promedio gira en torno a los 428 kilómetros. Lógicamente, en esta clase de vehículos todo dependerá de las condiciones de manejo. Debo reconocer que todavía resulta algo estresante evaluar un auto eléctrico por la complejidad que representa su logística.
En Parabrisas realizamos las mediciones a unos 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y eso obliga a salir con la carga completa e identificar algún cargador por la zona por donde nos movamos para evitar un imprevisto: no abundan, y además no todos entregan el mismo caudal energético.
A propósito de la carga, podemos graficar dos experiencias con este modelo con distintos tipos de cargadores. El primero mediante el cargador portátil de corriente alterna que trae el vehículo (de 7 kW) y se conecta a la red domiciliaria: lo activamos con el 65 % de las baterías (279 kilómetros de autonomía) y luego de cinco horas alcanzamos el 78 % del rango total (325 kilómetros).
La otra vivencia fue con un surtidor de corriente continua de 50 kW en una estación YPF ubicada en Campana (Buenos Aires), con el cual pasamos del 63 % (277 kilómetros) al 98 % (438 kilómetros) en 47 minutos. En los cargadores ultra rápidos de 150 kW (hay muy pocos en nuestro país) se estima que un Mustang Mach-E puede cargar del 0 al 80 por ciento en 45 minutos.
Aclarados el consumo y la carga, pasamos a la performance de este eléctrico que, pese a no sonar como un V6, resulta tanto o más atractivo que manejar el Mustang original.
Con el modo de manejo más radical de los tres disponibles (Unbridle), sólo es cuestión de pisar a fondo el pedal derecho para que inmediatamente venga toda la fuerza G al cuerpo y se termine reflejando en una sorprendente aceleración de 0 a 100 km/h de sólo 4,1 segundos: confieso que no sentía esa adrenalina desde que hiciéramos la prueba del Audi RS e-Tron GT, que marcó 3,3 segundos en el autódromo de Buenos Aires.
También es notable la reacción en situaciones de sobrepaso, aumentando de 80 a 120 km/h en unos cortísimos 2,4 segundos. La velocidad máxima está limitada, según Ford, a 200 km/h, pero con nuestra unidad de pruebas no pudimos sobrepasar los 193,4 km/h.
Demás está decir que el comportamiento dinámico de este “pura sangre” electrificado es excepcional. En ruta muestra gran aplomo y la dirección eléctrica asiste de manera impecable. Las suspensiones son bastante duras y eso resulta lógico si tenemos en cuenta que el Mach-E pesa 2.281 kilos en orden de marcha. Aun conduciendo de manera suave en ciudad, sentiremos algunas asperezas en los trenes de rodaje, amén de que a veces toque la panza o el chasis en algún lomo de burro, ya que el despeje de la carrocería es de apenas 13,5 centímetros.
Cabe destacar que este modelo dispone de una función denominada One Pedal que prescinde del freno y requiere un tiempo de acostumbramiento: todo se realiza desde el acelerador que, al soltarlo, frenará paulatinamente utilizando únicamente el freno motor, aprovechando para regenerar algo de energía.
Por último, y no menos importante: dos cosas nos sorprendieron gratamente del Mustang “a pilas”. Una de ellas es la eficaz respuesta del control de velocidad crucero adaptativa, y otra la eficacia de los frenos: para detenerse por completo desde los 100 km/h requirió 39 metros.
Ford Mustang Mach-E: el precio de ser distinto
Si repasamos el nivel de equipamiento del Ford Mustang Mach-E GT Performance, repararemos en que no tiene crítica alguna.
A los “amenities” de confort mencionados se les suman los de seguridad, con nueve airbags, frenos a disco en las cuatro ruedas, ESP, sensor de control de presión de neumáticos, anclajes Isofix para sillas infantiles, asistente de frenado autónomo con detector de peatones/ciclistas, alerta de punto ciego, asistencia de mantenimiento de carril y centrado, alerta de colisión frontal, asistencia en maniobras evasivas, control de velocidad crucero adaptativo con Stop&Go, asistencia de arranque en pendiente y luz de ruta automática con sistema anti-deslumbramiento, entre otros elementos.
Esta única versión del Mustang eléctrico que se comercializa en la Argentina vale 118.750.000 pesos de lista, algo así como unos 118.000 dólares “billete”. Un precio que no sólo lo convierte de un vehículo muy exclusivo sino que, además, duplica su valor respecto de otros mercados.
Por dimensiones, prestaciones y hasta silueta, en nuestro mercado el modelo más comparable con el crossover eléctrico del óvalo es el Audi E- Tron Sportback (408 CV y 404 kilómetros de autonomía según ciclo WLTP), aunque su precio es aún más exclusivo (214.000 dólares).
En pocos días una nueva administración del país estará tomando posesión del Poder Ejecutivo y se estima que habrá varios cambios en el sector automotor, todos ellos, claro está, dependerán de cómo evolucione el tipo de cambio en la Argentina y de qué reglas imperen para la comercialización de 0 km.
Por lo pronto, el Mustang no dejará de ser un auténtico “pura sangre” con motor a combustión, pero los puristas deberán aceptar que el legendario pony car ahora tiene un primo que intentará dar sus primeras cabalgatas en la era de la electromovilidad. Y tiene con qué.
FICHA TÉCNICA , EQUIPAMIENTO Y PRESTACIONES:
