El título de primer comprador de Ford Mustang le pertenece a Gail Wise, una profesora de Chicago que adquirió su convertible celeste el 15 de abril de 1964, dos días antes del lanzamiento comercial.
Un poco más atrás en el tiempo, la marca del óvalo había enviado unidades de demostración del modelo a todos sus distribuidores norteamericanos. Algunos eran autos de preproducción, únicamente para exhibición que no podían venderse y tendrían que ser devueltos a la fábrica. En el lote se encontraba el primer ejemplar producido en la línea de ensamblaje, un descapotable blanco con número de identificación 5F08F100001, que, al igual que el resto de la serie, debía ser llevado más tarde a un depósito para el posible desguace.
Pero gracias al canadiense Harry Phillips, el valioso vehículo fue preservado y desde la década de 1980 formó parte de la colección del Museo Henry Ford en Dearborn, Michigan, Estados Unidos. Phillips era vendedor en el concesionario Ford en St. John's, Canadá, que recibió el vehículo. "Lo exhibimos en el patio cerca de la calle donde todos podían verlo", recuerda quien ahora tiene 84 años de edad.
Luego, un piloto de avión llamado Stanley Tucker, ingresó al local y dijo: "Éste es mi auto". “Fue la venta más fácil que hice en mi vida. Yo estaba parado en la puerta”, cuenta Phillips, quien agregó: “Pagó la seña, pero como el automóvil tuvo que permanecer en exposición, acordamos que solo sería entregado unas pocas semanas después. Venía todos los días para ver el auto, conversar un poco y marcharse”.
En unos meses la fábrica había perdido el Mustang N° 001, que tomó relevancia con el enorme éxito del modelo. “Hubo una falta de comunicación y el número de serie no significaba nada para nosotros, no sabíamos que era el primero. Solo descubrimos el valor del auto cuando Ford vino a buscarlo ”.
A la automotriz le llevó dos años para convencer al Capitán Tucker de que renunciara al auto, cuyo odómetro marcaba 16.000 kilómetros. Finalmente las negociaciones llegaron a buen puerto y le entregaron a cambio otro ejemplar histórico, el millonésimo Mustang, un convertible de 1966 completamente equipado.
La historia del piloto se hizo conocida en los EEUU, pero pocos sabían de la participación de Harry Phillips hasta que su nieta Stephanie Mealey inició una campaña en las redes sociales para homenajearlo. Ella quería que su abuelo fuera llevado al Museo Henry Ford para reencontrarse con el famoso Mustang, y lo consiguió.
Hace un par de semanas Phillips fue invitado por la compañía, junto con su hija y su nieta, a visitar el museo, recibir honores y volver a ver el automóvil que vendió hace 55 años. “Me trajo muchos recuerdos. Y está exactamente igual a como lo vi la última vez, un auto nuevo ”, comentó acerca de esta experiencia tan especial.