Seduce a primera vista. Y luego de manejarla unos cuantos kilómetros enamora por completo. Eso nos pasó hace unos meses cuando tuvimos la oportunidad de probarlo en Francia. Y ahora que el escenario del test es Buenos Aires, vuelve a nuestra memoria la satisfacción que experimentamos detrás de ese volante en la Ciudad Luz. La magia de este modelo empieza por el diseño, una estética singular que encuentra como base firme e inamovible, un nombre que sabe de trayectoria. Este Giulietta es la reinterpretación de los emblemáticos modelos que, en la década de 1950, afianzaron la carrera de éxitos que Alfa Romeo empezaba a cosechar: Juan Manuel Fangio obtuvo su primer título mundial, en 1951, al mando de un Alfa Romeo 159.
Para el mercado local es toda una novedad. La marca italiana va acomodándose de a poco y lo hace con nuevos productos: primero, el MiTo; luego, las actualizaciones de Brera, Spider y 159;y, ahora, el Giulietta, pieza clave en la estrategia global de la marca, niña mimada que fue elegida por Alfa Romeo como el modelo con el cual celebró sus cien años de vida, en junio de 2010.
La oferta en nuestro mercado está compuesta por siete versiones; seis, en diferentes variantes del excelente propulsor naftero 1.4 turboalimentado y en potencias que van desde los 120 CV hasta los 170 CV, con caja manual de seis velocidades o de doble embrague TCT. La más picante es la denominada Quadrifoglio, que goza de las bondades de un propulsor 1.8 turbo de inyección directa que ofrece 235 CV. Los precios se mueven entre los 31.500 euros de la versión de entrada de gama (1.4 de 120 CV Progression) y los 42.300 euros del Quadrifoglio.
Para esta nota elegimos la opción de 170 CV con caja manual en nivel de equipamiento Distinctive, una de las opciones más equilibradas.
Lea el resto de esta nota en la edición de julio de 2011 de la revista Parabrisas
