Tras 116 días pasados desde las pruebas en Barcelona, Sebastian Vettel y Charles Leclerc volvieron a verse las caras con motivo de ponerse al volante de una Ferrari (la SF71H de 2018) en el circuito de Mugello.
Por la mañana, el alemán realizó en el trazado italiano (que no visitaba desde 2012) el equivalente a la distancia de un GP. Por la tarde fue el turno de su compañero –que hace unos días se puso al mando de la Ferrari actual en Fiorano–, para cubrir los mismos kilómetros. Todo, por supuesto, manteniendo los estrictos protocolos que dicta el Covid-19: máscaras y distanciamiento social para pilotos, mecánicos e ingenieros.
“Después de ocho años de no manejar aquí, me llevó algunas vueltas acostumbrarme a la pista, pero luego realmente lo disfruté”, declaró Vettel, que el año que viene ya no será piloto de la Scuderia. Y agregó: “Fue una gran alegría volver al conducir después de un descanso que ha sido incluso más largo que el habitual en invierno. También me complació ver por fin a todos los integrantes del equipo. Fue genial volver a sentir esos sentimientos en un auto y hacerlo en una pista tan espectacular. Realmente creo que Mugello merece ser anfitrión de un Gran Premio de Fórmula 1”.
Por su parte, el monegasco se mostró encantado: “¡Qué bueno volver a pista! ¡Lo extrañé tanto! Aunque he estado bastante ocupado con las carreras virtuales durante este largo descanso, necesitaba sentir, una vez más, la sensación física de la velocidad. Poder conducir por primera vez un Fórmula 1 en una pista tan espectacular como esta de Mugello, hizo que este día fuera aún más memorable. Ahora es tiempo de enfocarnos en la temporada y en lo que sucederá a partir de la próxima semana… ¡cuando las cosas se pongan serias de verdad!”
Por Silvia Renée Arias (Especial para Parabrisas.)
