Los primeros casos de una desconocida epidemia se dieron a conocer a principios de diciembre del año pasado en Wuhan, China. Las imágenes de televisión daban cuenta de una ciudad paralizada por el caos: el Coronavirus o Covid-19 (como se lo conoce también por su nombre científico) empezaba a cobrarse un centenar de vidas. Con el correr de los días (ya en 2020) esas postales del horror no sólo empezaron a multiplicarse por miles, sino que, además, se expandieron por todo el planeta, fundamentalmente en el Viejo Continente.
Ante ese panorama, fabricantes de todo tipo de productos tuvieron que detener sus ciclos habituales para resguardar la salud de sus empleados: en otros casos, se vieron motivos a utilizar sus recursos industriales para colaborar con el sistema de salud. Algo similar a lo ocurrido durante la segunda guerra mundial. De la noche a la mañana, donde hasta algunos días se fabricaban automóviles, hoy se manufacturan miles de respiradores artificiales y barbijos, entre otros elementos. El mensaje de los europeos fue claro. Afortunadamente, en nuestro país muchas automotrices y autopartistas tomaron la posta destinando sus instalaciones para dar una mano en tiempos difíciles.
Tal es el caso de Toyota, que a contrarreloj comenzó a estudiar la manera de fabricar en la planta de Zárate (Buenos Aires) un modelo de soporte respiratorio mecánico que se utiliza durante la atención previa a la internación de un paciente. Otra alternativa propuesta por la terminal nipona es, a través de sus sistemas productivos, transferir su “know-how” a fabricantes locales de respiradores artificiales para incrementar el volumen de producción.
En tanto, la filial local de Ford selló un acuerdo con la Cruz Roja Argentina para proveerle diez vehículos (siete Ranger y tres Transit) para que la entidad pueda atender las necesidades de movilidad y transporte en el marco del creciente impacto del Coronavirus en nuestro país.
En la misma dirección, Volkswagen Argentina puso a disposición de los profesionales de la salud y fuerzas nacionales de seguridad, una flota de setenta vehículos (a través de comodatos) para la movilización del personal o el equipamiento necesario para el desarrollo de sus actividades.
Chevrolet también se sumó a la colaboración y puso 70 unidades (se divide entre S10, Trailblazer, Equinox, Cruze y Onix) a disposición del Ministerio de Salud de la Nación, del Ejército Argentino, del Gobierno de la provincia de Santa Fe (donde se encuentra su terminal industrial), y el municipio bonaerense de Vicente López. Además, la marca del moño puso sus instalaciones de la planta de Alvear al servicio del gobierno santafesino y la Universidad Nacional de Rosario.
Sin dudas, esta pandemia tendrá enormes costos en las finanzas de muchas empresas, entre ellas, las automotrices. Cuando se calme la bestia, habrá que barajar y dar de nuevo.